Los autos ahora son computadoras sobre ruedas, con mucho plástico y decenas de semiconductores que controlan todo, desde las ventanas hasta el funcionamiento del tren motriz y el sistema de infoentretenimiento. Los vehículos de hoy pueden usar 100 o más microprocesadores, lo que hace que la industria sea particularmente vulnerable a las interrupciones en el suministro de este componente.
La escasez de chips fue desencadenada por los recortes de producción el año pasado, cuando los fabricantes de semiconductores incrementaron sus pedidos por parte de empresas de electrónica de consumo que experimentaron un auge de la demanda de pantallas, desde televisores hasta teléfonos inteligentes y computadoras durante los cierres por el COVID-19.
Las interrupciones de la cadena de suministro debido a la escasez de semiconductores comenzaron a acosar a los fabricantes de automóviles y de componentes a finales del año pasado.
Luego, a mediados de febrero llegó una tormenta de invierno que afectó a Texas, donde causó grandes apagones, el cierre de cuatro plantas de semiconductores en Austin, dos de ellas de Samsung, y el desabasto de gas durante días. Varias plantas en México, como la de Volkswagen en Puebla, tuvieron que parar por la falta de gas natural. Otras, como la de Nissan en Aguascalientes, tuvieron que comprar gas LP para mantener operaciones.
En las semanas posteriores surgió una escasez de plástico porque las plantas petroquímicas a lo largo del Golfo de México cerraron como resultado del clima helado en Texas, lo que afectó el suministro de plásticos. Algunos fabricantes, como Toyota y Honda, se quedaron sin productos críticos a base de petróleo, como espumas para asientos.
Esto se sumó a los cuellos de botella en la industria del transporte marítimo. Los buques portacontenedores se acumulan cerca de los puertos durante días y no pueden descargar. Con numerosos portacontenedores atorados, ahora hay una escasez de barcos y contenedores en Asia para enviar mercancías a Norteamérica.
Es un momento particularmente difícil para la industria automotriz. La fabricación en Norteamérica se detuvo durante unos dos meses la primavera pasada debido a la pandemia. Desde que reabrieron, los fabricantes de automóviles más grandes de la industria, incluidos General Motors, Honda, Nissan, Volkswagen, Ford, Toyota y Stellantis, han tenido dificultades para reabastecer sus pisos de venta.
"Seguimos enfrentando una serie de problemas en la cadena de suministro. La escasez de microchips, el severo clima invernal, la congestión en varios puertos… Alguno o varios de estos problemas han afectado los programas de producción de los fabricantes", dijo Fausto Cuevas, director de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz.
La producción de vehículos cayó 15% en enero y 29% en febrero. Aunque en marzo el resultado fue positivo, la producción acumulada bajó 12% en el trimestre, comparado con los primeros tres meses de 2020. Las exportaciones, que disminuyeron 6.4% en enero y 21.8% en febrero, acumulan una caída de 14.4% en el mismo periodo.
“Esto parece una carrera de obstáculos: primero nos viene lo de los semiconductores, luego el corte de gas por el mal clima de Texas y ahora las resinas. Esperemos que este sea ya el último obstáculo que tengamos que saltar”, dijo Oscar Albín, presidente de la Industria Nacional de Autopartes.