En pocos meses, el mundo aprendió cómo se desarrolla una vacuna, cómo son los protocolos para que sea aprobada por las autoridades sanitarias o cómo se hacen los ensayos. Es el mismo tiempo, contrarreloj, con el que las farmacéuticas han tratado de dar una solución con la que plantar cara al coronavirus.
En Pfizer, la maquinaria empezó a trabajar pronto. “En febrero, junto a BioNTech (la empresa de biotecnología con la que fabrica la vacuna), estábamos desarrollando productos clínicos y medicamentos. En marzo decidimos aprovechar la investigación tecnológica con la que ya contábamos para otros procesos de inmunización (como el de la gripe) para encontrar una solución al covid-19”, explica Constanza Losada, directora general de Pfizer México. A la vez, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la enfermedad como pandemia.
La rapidez ha sido la norma en el proceso. En julio del año pasado, la firma ya se encontraba en la fase 3 del desarrollo, explicó en un encuentro con medios, el pasado abril, Alejandro Cané, líder de Asuntos Científicos y Médicos para América del Norte de la farmacéutica. En ese momento, la empresa inició conversaciones con varios gobiernos y nueve meses después ya había logrado completar los procesos regulatorios para la aprobación de la vacuna, que estuvo disponible en diciembre del año pasado en Estados Unidos y en otros países durante los dos primeros meses de 2021.