Esta búsqueda de alternativas dentro del sector es una necesidad: las ventas de cigarrillos en el mundo desarrollado disminuyen sin pausa, y la normativa gubernamental contra el tabaco es cada vez más estricta. En Estados Unidos se está estudiando la posibilidad de prohibir totalmente los cigarrillos mentolados, mientras que Brookline, un suburbio de Boston, prohibirá la venta de tabaco a cualquier persona nacida en este siglo.
Dado que las tendencias de tabaquismo solo van en una dirección, Philip Morris está buscando ingresos en otros lugares, incluso en el sector salud.
En una de sus iniciativas más inesperadas hasta el momento, la compañía anunció este mes que comprará al fabricante británico de medicamentos para el asma Vectura, una operación que añadiría nuevos conocimientos en materia de dispositivos, inhalación, regulación y fabricación clínica. Junto con su reciente compra de Fertin Pharma, fabricante de chicles y pastillas de nicotina para el dolor, Philip Morris se está armando para acelerar el desarrollo de nuevos productos sin nicotina.
Pero los esfuerzos por reinventar el cigarrillo no han debilitado el escepticismo de los grupos antitabaco, quienes argumentan que la compañía y sus rivales mantienen a los consumidores enganchados a la nicotina con nuevos productos alternativos, que van desde el tabaco calentado de IQOS, el vapeo y las discretas bolsitas que pueden introducirse entre las encías y los labios.