San Miguel de Allende es un destino que, antes de la pandemia, registró la llegada de 1.6 millones de visitantes con una derrama económica de 6,682 millones de pesos (mdp). El destino se nutría principalmente del turismo nacional (que representó 52% del total) y estatal (34%), y en menor medida del internacional (que aportó 14% de los viajeros).
Con la pandemia el destino pasó a depender de los viajeros estatales, que aportaron 73% del turismo, entre septiembre de 2020 y enero de 2021, según la Secretaría de Turismo del estado, provenientes principalmente de ciudades como León y Celaya. Los turistas nacionales representaron 26%, y el turista internacional quedó rezagado hasta concentrar apenas 1% del total.
Para mantenerse en la mente del turista internacional, el destino apostó por mantenerlo informado con una campaña de presencia que se enfocó en Estados Unidos, principalmente, en una labor que cobra relevancia conforme se acerca el último trimestre del año, que es la época en la que los visitantes internacionales suelen llegar.
“No los invitábamos en sí a venir, sino que nos estábamos preparando para la reactivación”, explica Zamudio.
En cuanto a segmentos, el COVID-19 provocó una caída de las actividades masivas. Antes de la contingencia sanitaria, el segmento cultural (preferido por 45% de los viajeros), de recreación (40%) y romance (5%) eran los principales motores del turismo en la región; ahora un 70% de los viajeros busca actividades de ocio y recreación, y un 14% opciones de gastronomía.
Con la pandemia, también cambiaron las preferencias del turista. De acuerdo con el documento Perfil del Visitante 2019 de la Secretaría de Turismo del estado, la principal actividad de interés de los visitantes era la visita de templos (preferida por 61% de una muestra de encuestados), seguida de tours (42%), actividades gastronómicas (38%) y la visita de museos y galerías (34%).
Ahora, debido a las restricciones, la gastronomía escaló a ser la actividad favorita de los turistas (17%), seguida de eventos sociales y familiares (13%), un segmento al que el destino aumenta su apuesta de forma paulatina.
“Con la ‘tercera ola’ [de contagios] nos tenemos que poner las pilas para reforzar medidas; no habrá baja de aforos o cierres, ya no se aguantaría en cualquier economía, pero sí hay participación de la iniciativa privada para fortalecer los protocolos”, señala el representante de la industria. “El turismo de reuniones poco a poco regresa, y esperamos que eso mantenga un poco la estadía entre semana”.
Nuevos hoteles
San Miguel de Allende ha jugado un importante rol en la captación de inversión, en la que el turismo juega un rol importante. Durante 2020 percibió una inversión privada de 346 millones de pesos –superior en 41% al monto registrado en 2019–, concentrando 13% de la inversión privada del estado.
En la región se cuentan alrededor de 200 establecimientos de hospedaje, con una oferta de aproximadamente 3,180 habitaciones. A la fecha, las estimaciones apuntan a la apertura de cinco nuevos complejos hoteleros, más un par de proyectos más pendientes de cerrarse, dijo Zamudio, sin entrar a detalle de las compañías.
“Los hoteles saben que este es un destino pujante, y que las inversiones se pueden mantener a largo plazo. Son proyectos que ya se tenían planeados [antes de la pandemia], pero hay otros pequeños hoteles, boutique, de los cuales se han sumado dos o tres proyectos más”, señala.
Para este año, pese al buen desempeño del verano, se espera una estabilización en las ocupaciones hoteleras.
“En 2020 nos bajó demasiado, entre un 10% y 15%. Esperamos terminar cerca de los niveles de 2019, en alrededor de 45%”, concluyó Zamudio.