“Para Genomma Lab es un reto, porque aún hay materiales que tienen dificultad de ser obtenidos. Al inicio cuesta un poco más, pero cuando entras a este ciclo se vuelve redituable”, señaló. “Para estar en este ciclo hay que tener alianzas con toda la cadena de valor: proveedores, con las cámaras empresariales para bajar los costos y optar por estas estrategias”.
Carlos Berzunza, director general de la Cámara Nacional de la Industria de Productos Cosméticos (CANIPEC), afirmó que para las empresas, lo más importante es que las empresas aseguren su sostenibilidad para tener claridad de que, a largo plazo, se va a traducir en beneficios. En primer lugar, porque los recursos con los que producen no son ilimitados y sólo se va a poner sostener la operación si aumentamos la circularidad.
“Otro factor a considerar es que hay un gran interés por modificar las políticas públicas y si no se proponen verdaderos cambios hacia modelos circulares, las decisiones de políticas públicas podrían representar un alto costo para las empresas y, en muchos casos, dolorosamente no lograr el objetivo ambiental deseo”, apuntó.
Contrario a la cosmética o productos de cuidado personal, la industria del acero tiene un camino más avanzado. María Laura Gutiérrez, subdirectora de relaciones institucionales en DeAcero, comentó que cada año emplean tres millones de toneladas de chatarra para la producción de hierro, cifra que va en aumento.
“Invertir en estos temas tiene beneficios ambientales, reputacionales, hacia las empresas y las cadenas de valor, que llevan a ser una industria referente en temas de sustentabilidad. Sabemos que toda inversión tiene un retorno y se dan desde diferentes frentes”, explicó.
Los cambios se dan además para responder a los nuevos hábitos de los consumidores y como parte de los primeros pasos han optado por estrategias para recuperar residuos, en tanto, avanzan hacia la generación de empaques que sean reusables y altamente reciclables.
Martín Rincón, director de Sustentabilidad BioPappel, relató que la empresa ha invertido 1,447 millones de pesos en 2020 para sus procesos sustentables. La dueña de Scribe ha adoptado estos objetivos verdes como parte de su estrategia de negocio, en tanto, ha mantenido el precio de los productos pese a los costos, que se consideran dentro de las inversiones de capital.
“Un consumidor hoy en día está dispuesto a elegirte si eres la mejor opción y si hiciste tu tarea pero no estoy seguro que esté dispuesto a pagar más por tu producto o tu desarrollo”, refirió.