La familia Rodríguez ya sabe qué comprará: una pantalla de 82 pulgadas, que ya ha visto en piso de ventas. Pero no será lo único, aprovechará para echar una mirada a los celulares, otro de los artículos más demandados.

Al interior de la tienda de la colonia Santa Cruz Atoyac, las mercancías aguardan. Javier Andrade, vicepresidente de compras para Sam's Club, cuenta que los planes para esta edición llevaron más de un año. Esta estrategia ha permitido a la empresa cubrir las mercancías y mantener el stock, pese a los problemas de logística que se viven a nivel mundial. "La planeación del evento dura más de un año. Al terminar [el anterior] se hace una reunión para la corrección de errores, y comenzaremos con las siguientes planeaciones", explica.
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Los trabajadores toman unos minutos para cenar y preparse ante la desvelada que les espera. Detrás de la cortina, los compradores van alargando la fila para entrar. A las 11:45, la espera está por terminar. Las personas al interior de la sucursal se agrupan junto a la entrada. Las pantallas y laptops de los anaqueles están encendidas y, a su lado, el grupo de vendedores listos.

Cuando la puerta al fin se abre, los carritos entran. Algunos compradores hacen parada en las pantallas de la entrada, se llevan dos, otros hasta cinco. Los pasillos de tecnología y electrónicos son los más llenos y, en varios, hay que esperar a pasar. Hay quien ingresa a su celular los datos de los productos para comparar, otros van directo a llenar su carrito.
La tienda abrió con un aforo de 60%, una restricción voluntaria, ya que el semáforo epidemiológico en verde permite la apertura completa. Para ingresar, las personas deben portar cubrebocas, pasar por la toma de temperatura y la estación de gel antibacterial.