De manera similar, los precios de servicios turísticos en paquete aumentaron en 20% respecto al año previo –cuando retrocedieron -12.7% en comparación con 2019–, mientras la inflación de los servicios de hotel se ubicó en 9%, que no alcanzó a compensar la caída de 9.7% en los precios de 2020.
Para Francisco Madrid, director del Centro de Competitividad Turística (Cicotur) Anáhuac, esta alza de precios corresponde a una tendencia que se ha visto desde mediados del año pasado, relacionada con un aumento en los viajes.
“Hay un comportamiento estacional producto de que normalmente la gente tiene más tiempo y aumenta la cantidad demandada y, en consecuencia, suben los precios. Semana Santa, el verano y el fin de año son un ejemplo”, explica. “Hoy lo vemos muy fuerte en la parte aérea, pero no así en los hoteles, que están incluso ligeramente por debajo de los precios de diciembre de 2019. Los hoteles todavía no se han recuperado, y no son buenas noticias”.
Gerardo Herrera, académico de la Universidad Iberoamericana, considera que la inflación del sector turístico responde a una flexibilidad de precios que ha sido muy común en el segmento, que ha presentado amplios ajustes conforme la demanda.
“El aluminio ha subido, pero las empresas no pueden subir los precios porque el mercado no aguanta. Eso no lo tiene el turismo”, refiere. “Los bienes de consumo sí lo tienen que pensar; en el turismo tienes una elasticidad en los precios que no tienes en el sector industrial”.
Al comparar el Índice de Precios al Consumidor de diciembre de 2021 respecto a 2019, el transporte aéreo y los servicios turísticos en paquete registran alzas, pero en el caso de los hoteles, ningún mes presentó una mejora en los precios respecto a los niveles prepandemia, aun cuando la regla entre los hoteleros apuntaba a no disminuir las tarifas ante la caída de la demanda.
Para los especialistas, esto puede responder a una menor flexibilidad para bajar costos de los hoteleros, aunada a una presión en rubros como el energético, que ha aquejado al gremio por varios años y que se ha acentuado en meses recientes.
“La gente está dispuesta a pagar el vuelo, restaurantes... pero en el caso del hospedaje, que es más amplio que sólo en hoteles, busca quedarse amigos, familiares o usando métodos alternativos, como Airbnb”, dice Herrera. “La gente trata de gastar menos ahorita”.
La búsqueda de precios más bajos podría incidir en el ánimo de los consumidores en el sector turístico, sobre todo a medida que la inflación general continúe incrementando y los efectos de la variante ómicron del COVID-19 prevalezcan.
Madrid señala que la medición de enero arrojará mayor claridad sobre la evolución del sector. "En diciembre hay una ligera disminución de la confianza del consumidor con relación a noviembre. La primera lectura es que se interrumpe un ciclo de aumentos en la confianza, específicamente en el tema de viajes. No estábamos lejos de llegar a los niveles prepandemia, pero es uno de los indicadores que hay que estar monitoreando”.