Y con ello, explicaron, Pemex podría verse en la necesidad de regresar a las importaciones de crudo ligero, una actividad que se llevó a cabo por ocasiones en el sexenio pasado para mejorar los márgenes de refinación de la estatal –pues tiene como resultados productos de alto valor, como las gasolinas–, pero que el actual gobierno criticó y descartó realizar. Fuentes al interior de la compañía han explicado que ésta ya valora la opción, aunque no existe un plan firme para retomar la estrategia.
La última vez que la empresa nacional importó petróleo de este tipo fue durante noviembre y diciembre de 2018. En julio del 2019, la Administración de Información Energética de Estados Unidos anunció que México había importado de nuevo crudo de este tipo, pero el gobierno federal negó que esto haya ocurrido.
Pero más allá de que el crudo no sea suficiente, la estatal podría volver a la estrategia de importar esta mezcla de petróleo para mejorar los márgenes de esta actividad. En los últimos meses, de acuerdo con información interna de la compañía, Pemex ha basado el crecimiento de procesamiento de sus refinerías en aumentar su dieta de crudo Maya o pesado, para el cual no fueron diseñadas. En 2018, antes del inicio de esta administración, la dieta de las refinerías estaba equilibrada casi en la misma proporción de crudo ligero y pesado, de acuerdo con los datos vistos por Expansión.
La estatal produce en mayor volumen crudo Maya, que por lo general tiene un valor más bajo en el mercado y es demandado principalmente por las refinerías de Estados Unidos. En diciembre de 2019 Pemex retomó las exportaciones de crudo ligero –el que debe ser utilizado en las refinerías– después de 18 meses de no hacerlo , y así las ha continuado hasta el momento, en lugar de ser enviado a sus plantas para mejorar los procesos.
El crudo Istmo o ligero representa alrededor del 25% de las exportaciones de petróleo de Pemex.
Pero esa estrategia de utilizar más crudo pesado en las refinerías ha traído consigo un aumento exponencial en la producción de combustóleo, un subproducto de la refinación, que ha rebasado la producción de gasolinas de manera constante. En promedio, hasta noviembre del año pasado, la estatal produjo 230,000 barriles diarios de gasolina y 247,000 barriles diarios de combustóleo.
Durante los últimos meses la petrolera ha encontrado mercado para su combustóleo, debido a un aumento en la compra por parte de las refinerías de Estados Unidos, que están configuradas para funcionar a base de mezclas pesadas –como la mexicana–, pero que han optado por el combustóleo como una estrategia ante los altos precios del petróleo. Pero esto, dicen los analistas, no será un escenario de largo plazo.
A diferencia de las refinerías estadounidenses, los complejos de refinación de la estatal mexicana fueron diseñados para funcionar a base de mezclas ligeras. Hasta ahora, tres de las refinerías han sido reconfiguradas para procesar de mejor manera los crudos pesados, pero el resto aún tiene problemas para funcionar con estas mezclas.