El presidente afirmó estar preparado para sacar la compañía adelante en solitario, ya que cuenta con un plan de crecimiento que le permitirá afrontar sus obligaciones de pago y sin efectuar despidos.
Ninguna de las dos partes quiere hablar. Iberia solo señala que tienen reuniones diarias y trabajan "a destajo" y los portavoces de Air Europa no se pronuncian.
Iberia quiere bajar el precio
Las posiciones son conocidas: Iberia, integrada con British Airways, entre otras, en International Airlines Group (IAG), quiere cerrar la operación a toda costa para reforzarse frente a los grandes operadores europeos, como KLM-Air France y Lufthansa.
Pero quiere cerrarla a un precio mucho más bajo que el que pactó inicialmente, de 1,000 millones de euros (alrededor de 1,127 millones de dólares) en 2019, antes de la pandemia, y también del renegociado un año después, en plena expansión del Covid-19, de 500 millones de euros (aproximadamente 563.5 millones de dólares).
Además pretende que el Gobierno español le "ayude", porque supondría situar a Madrid como un gran hub (centro de distribución del tráfico aéreo) y no perder importancia respecto a los grandes europeos, como París, Ámsterdan o Fráncfort, como han señalado tanto el presidente de Iberia, Javier Sánchez Prieto, como el de IAG, Luis Gallego.
¿Accionariado público?
El Gobierno español, a través de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), en 2020 concedió a Air Europa un préstamo de 475 millones de euros (unos 85 millones de dólares) en un fondo para ayudar a compañías ante la caída de la actividad por el Covid-19.
Recientemente, la vicepresidenta primera del Gobierno español, Nadia Calviño, señaló que analiza distintas opciones, entre ellas la posibilidad de participar en el capital de Air Europa.
La fórmula que se baraja es la conversión del préstamo SEPI en capital, una solución que aliviaría sustancialmente la carga financiera de la compañía, que tiene una deuda por encima de los 700 millones de euros (casi 793 millones de dólares) por la brusca caída de vuelos por la pandemia.
Hidalgo no cede
Por su parte, Air Europa se resiste a ceder y quiere dinero contante y sonante. Le costó rebajar el importe de la operación a la mitad y ahora considera que tiene margen para seguir funcionando de manera autónoma gracias a los 475 millones estatales, a los 75 millones de euros (unos 85 millones de dólares) que le abonó Iberia por deshacer la operación inicial y a la recuperación del tráfico aéreo, especialmente en el último trimestre de 2021.
Hidalgo, propietario del 52% de Globalia, que a su vez tiene el 100% de Air Europa, explicó a EFE que está cumpliendo las condiciones de la SEPI para el préstamo.
Por si faltaban actores, la Comisión Europea anunció que analizaba la operación porque veía problemas de concentración de la oferta en unas 70 rutas tras la integración de las dos compañías, y exigió a Iberia deshacerse de algunas.
Su pronunciamiento final no se produjo porque la operación decayó en diciembre pasado, días antes del plazo que se había dado Bruselas para publicar su análisis.
IAG, la matriz de Iberia, explicó que ahora evalúa otras estructuras "que puedan resultar interesantes para ambas compañías".
Mientras tanto, Hidalgo ha viajado a la República Dominicana, donde pasa parte de su tiempo y donde tiene inversiones personales, alejado de la mesa en la que se negocia el futuro de Air Europa.
La fusión afectaría a vuelos que unen Madrid con Estados Unidos o Latinoamérica, pues Iberia y Air Europa compiten en el mercado latinoamericano y, antes de la pandemia, se solapaban en muchos destinos como República Dominicana, Cuba, Panamá, Asunción, Bogotá, Buenos Aires, Miami o Nueva York.