En Brasil, donde Volvo es la segunda en el mercado premium después de BMW, ya no vende ningún modelo 100% a gasolina. “Todos tienen algún tipo de electrificación”, asegura Luis Rezende, head de Volvo Cars para la región de Latinoamérica.
En México, el objetivo es que el 30% de las ventas de este año correspondan a modelos eléctricos. “Ya todos nuestros modelos cuentan con versión plug-in hybrid y tenemos dos eléctricos: XC40 Recharge y C40”, detalla Raymundo Cavazos, CEO de Volvo Cars México.
Las ventas de vehículos eléctricos han estado aumentando durante varios años, y el ritmo se está acelerando a medida que suben los precios de la gasolina. En Estados Unidos, donde el precio del combustible se disparó 79 centavos en las últimas dos semanas hasta los 4.43 dólares por galón (3.8 litros), la tendencia es clara. En 2019, solo 3% de los automovilistas dijeron que su "intención" era comprar un vehículo eléctrico a batería la próxima vez que quisieran renovar su vehículo, según datos de AutoPacific Research.
Este índice aumentó al 10% en enero, y casi una cuarta parte de las personas encuestadas dijeron que considerarían cambiar el tipo de vehículo que compran si los precios del combustible siguen aumentando.
“Las problemáticas que van surgiendo en el tiempo se convierten en detonantes o motivadores para que los clientes digan: voy a probar la tecnología”, dice Andrea Burgos, directora de ventas en Volvo Cars. “En el pasado hemos visto como eventos coyunturales lo han hecho”.
Por ejemplo, la baja de cientos de estaciones de servicio en nueve estados del país durante enero de 2019, derivado del cierre de las tuberías para combatir el robo de combustible, generó un incremento de hasta 50% en el interés por vehículos eléctricos. Tres años antes, un endurecimiento del programa Hoy No Circula impulsó la demanda de modelos híbridos.
“Pero creo que va más allá. Estas situaciones que son ajenas a nosotros sí ayudan, pero nosotros (los fabricantes) tenemos que hacer mucho más detrás”, añade Burgos.
Hoy, alrededor del 2.5% de las ventas de vehículos en México corresponden a modelos electrificados, según datos de Inegi. Sin embargo, los fabricantes reconocen que todavía hay una serie de obstáculos que frenan la adopción generalizada de vehículos eléctricos por parte de los consumidores, incluidos la autonomía y los tiempos de recarga. Los autos de mayor alcance están ayudando a reducir la resistencia del consumidor. Los dos modelos eléctricos de Volvo, por ejemplo, ofrecen más de 400 kilómetros de autonomía, suficientes para ir de la Ciudad de México a Puebla o a Morelos sin necesidad de detenerse en el camino.
Luego está el precio: en promedio, un vehículo eléctrico a batería cuesta al menos 500,000 pesos y aquellos que son premium pueden superar los tres millones, aunque los fabricantes aseguran que los ahorros en combustible y en los servicios de mantenimiento compensan el desembolso inicial.
Este año no solo se duplicará la variedad de nuevos modelos eléctricos a casi 40 –considerando los modelos comerciales–, sino que estarán disponibles en más segmentos de mercado, desde city cars hasta SUV y furgonetas. Volvo, por ejemplo, tiene el objetivo de lanzar un nuevo modelo eléctrico cada año. En 2021 introdujo XC40 y recientemente presentó su crossover compacto C40, que solo venderá bajo una configuración completamente eléctrica.
¿Inventario disponible?
Volvo ha logrado mantener un inventario estable de unidades, lo que en 2021 le permitió posicionarse como el cuarto jugador del mercado premium en México, solo por debajo de las tres alemanas, y despegándose del quinto jugador Jaguar Land Rover. Ahora, en medio de una demanda inesperada de eléctricos a nivel global, la filial mexicana confía en que tendrá inventario suficiente.
“Los vehículos que el corporativo nos manda podrían estar en otro lado. Pero están puestos aquí en México”, dice Burgos.