La petrolera se hizo de un contrato de producción compartida con el Estado mexicano, que le da la facultad de exportar –sin la intervención estatal– una parte de la producción de crudo que le corresponde como parte del acuerdo. ENI tenía planeado este primer envío el 25 de marzo pasado, pero hasta ahora le ha sido imposible iniciar el proceso de venta a clientes del extranjero.
Aunque la compañía tiene vigente un permiso de exportación de crudo expedido por la Secretaría de Energía, sigue en espera de una autorización para la entrada y salida de mercancías que debe ser otorgada por la Agencia Nacional de Aduanas. Además, se le ha negado una autorización temporal, de acuerdo con las fuentes.
La información señala que la petrolera comenzó con el proceso de autorización desde noviembre pasado, pero ha visto retrasos derivados de los cambios continuos en las reglas de comercio exterior promovidas por la administración federal.
ENI fue consultada por Expansión al respecto, pero hasta la publicación de este artículo no había ofrecido comentarios.
La falta de permisos, además, generó un cuello de botella tal que orilló a la compañía a detener su producción.
La italiana, que fue la primera compañía privada en reportar producción de crudo a partir de la reforma energética, anunció en febrero pasado el inicio de la producción de hidrocarburos en el campo Miztón con la embarcación de producción, almacenamiento y descarga (FPSO, por sus siglas en inglés) Miamte. Esta embarcación, que llegó al país a inicios de enero, permite que se recolecten y procesen los hidrocarburos de los campos operados por la petrolera, y es a ésta a donde los compradores nacionales e internacionales deben acudir a recolectar los hidrocarburos a través de buquetanques.
Sin embargo, a falta de las autorizaciones necesarias, el crudo no puede ser comercializado, lo que ha llevado a la embarcación a su máxima capacidad de almacenamiento. Ante la falta de infraestructura para almacenar el crudo, la compañía se vio forzada a detener su producción, al menos por el momento, dijeron las fuentes.
“El hecho de que un buquetanque no pueda recolectar los hidrocarburos del FPSO en las fechas programadas para su recepción pudiera derivar en graves consecuencias, como, por ejemplo, en la necesidad de suspender la producción del área contractual”, dice uno de los documentos.
Los documentos señalan que la petrolera decidió parar su producción el jueves pasado después de que el FPSO alcanzó su capacidad máxima de almacenamiento, y refirieron que no podrá retomar su ritmo usual de producción hasta que se pueda entregar el primer cargamento a un comprador.
“La libertad que le da esta embarcación a ENI es que entren los buques a cargar el producto. Con ello tendrían la puerta abierta a aumentar su producción y a exportar”, ha explicado un consultor de la industria.
La petrolera, según los documentos, prevé costos extras por la reincorporación de los pozos después de los cierres y el desuso de infraestructura. También considera que podría presentar “niveles inferiores de producción previos a su cierre”.
La suspensión de la producción también podría derivar en menos recursos para la hacienda pública, han explicado las fuentes. Toda vez que el proceso de producción ha sido detenido y con ello también la comercialización del crudo que correspondería al gobierno mexicano.
Los planes de la petrolera se han visto retrasados por la pandemia de Covid-19. El contratiempo en sus exportaciones también debilitaría los objetivos de la empresa, que pretende con el FPSO lograr el pleno desarrollo de estos campos en 2024.