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Industria automotriz alerta sobre represalias comerciales por reforma eléctrica

Las armadoras advierten que las exportaciones de vehículos podrían estar sujetas a represalias comerciales, como impuestos al carbono, si no pueden acreditar una producción cero emisiones en México.
jue 07 abril 2022 05:00 AM
Reunión con John Kerry, AMLO y empresarios para hablar sobre reforma eléctrica
La reforma eléctrica que impulsa el presidente Andrés Manuel López Obrador, tal y como está planteada, no permitirá a las plantas armadoras cumplir con las metas globales en reducción de emisiones que han fijado los corporativos.

Francisco Garza, CEO de General Motors en México, posa sonriente en una de las fotos que se tomaron durante la reunión entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y el enviado especial para el cambio climático de Estados Unidos, John Kerry. En la imagen, difundida por Roberto Velasco Álvarez, jefe de la Unidad para América del Norte de la Secretaría de Relaciones Exteriores, Garza es el quinto a la derecha del presidente, justo en medio de la secretaría de Energía, Rocío Nahle, y del director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Manuel Bartlett.

La presencia del ejecutivo en la reunión no fue casualidad. General Motors, el mayor fabricante de vehículos en México, tiene una inversión anunciada de 1,000 millones de dólares para reconvertir la planta de Ramos Arizpe, Coahuila, y producir vehículos eléctricos. A diferencia de los millones de modelos a gasolina que ha ensamblado desde que llegó a México en 1935, que no estaban ligados a metas de emisiones, los nuevos eléctricos que saldrán de la línea de producción a partir de 2023 sí lo están.

Pero la reforma eléctrica que impulsa el presidente Andrés Manuel López Obrador, tal y como está planteada, no permitirá a la empresa –y en general a ninguna de las plantas del sector– cumplir con las metas globales de reducción de emisiones que ha fijado el corporativo.

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Los fabricantes de vehículos y autopartes alertan que la falta de alternativas para abastecerse de energía generada a partir de fuentes renovables podría generar represalias comerciales por parte de los principales mercados consumidores de vehículos de manufactura mexicana. "Al no promover energías renovables, nuestras exportaciones podrían estar sujetas a represalias comerciales, como impuestos al carbono a manufacturas, haciendo menos atractivo a México como destino de inversiones y afectando la generación de empleos", advirtió la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz a principios de año.

Garza ha destacado en el pasado la importancia de que México genere condiciones que permitan la inversión en energías renovables, pero ni la reforma eléctrica, cuyo proyecto de dictamen llegó a la Cámara de Diputados esta semana; ni la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica (LIE), que busca fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), y que hoy podría ser declarada como constitucional, apuntan en esa dirección.

“Lamentablemente, si no se dan las condiciones, México no será un destino de inversión, porque no se van a dar las condiciones que nos permitan cumplir nuestro objetivo de cero emisiones en el largo plazo”, dijo Garza en noviembre de 2021.

Esta afirmación no es exagerada. Meses antes, la corporación se comprometió a alcanzar la neutralidad de carbono en sus productos y operaciones globales en 2040. Para lograrlo, la armadora estadounidense planea descarbonizar su portafolio mediante la transición hacia vehículos con batería eléctrica y otras tecnologías de vehículos cero emisiones, abasteciéndose de energía renovable y apalancándose en créditos y bonos de carbono.

El fabricante estadounidense no es el único que se ha planteado ambiciosas metas de reducción de emisiones. Nissan, el segundo mayor fabricante de vehículos en México, también se ha fijado el objetivo de lograr la neutralidad de carbono en todas las operaciones de la compañía y el ciclo de vida de sus productos para 2050.

“Nissan buscará más innovaciones en tecnología de electrificación y fabricación para avanzar en el objetivo”, anunció la compañía en un comunicado publicado en enero de 2021. En el documento, la corporación anunció que en los siguientes años se enfocaría en desarrollar vehículos eléctricos rentables y más eficientes, así como en lograr una mayor eficiencia energética y de materiales para respaldar la meta de neutralidad de carbono a más largo plazo.

Esta visión ha permeado en las diferentes filiales de Nissan alrededor del mundo. “Nosotros tenemos un plan a 2050 que busca reducir nuestra huella de carbono y este plan lo vamos corriendo en las plantas, mejorando los procesos y emitiendo menos CO2", dice Joan Busquets, vicepresidente de manufactura de Nissan en México.

En 2013, el fabricante japonés se convirtió en el principal cliente del parque eólico que Enel estableció en Oaxaca: Nissan consumió 75% de la energía generada allí, con lo que evitó la emisión de 63,500 toneladas de CO2 anualmente, y el consumo equivalente a 19.2 millones de litros de diésel al año necesarios para generar la misma cantidad de energía.

Un año antes, Nissan también suscribió un acuerdo con Ener-G para el suministro de 9.3 GWh de energía generada por biogás, equivalente al 5% de su consumo energético anual, según datos de la compañía.

Pero el fabricante japonés, que ha ensamblado 2 millones de vehículos en México con energía renovable, vio reducido el suministro de energía eólica a su planta Aguascalientes 1, que pasó del 50% en 2015 al 35% de su consumo a principios de 2021, en medio del reordenamiento del mercado eléctrico que inició la actual administración en 2020.

"No creo que ningún país, al final, pueda cerrar las puertas a las energías renovables", asegura Busquets.

¿Represalias comerciales a la vista?

Nissan y General Motors ensamblaron unas 300,000 unidades en el primer trimestre del año, equivalentes al 36% de la producción total de vehículos en México, según datos de Inegi. La mayoría de estas unidades se exportaron a Estados Unidos y Europa, dos regiones que han establecido ambiciosos compromisos medioambientales.

El presidente estadounidense, Joe Biden, se comprometió en abril de 2021 a alcanzar la neutralidad en las emisiones de carbono para 2050. La Unión Europea persigue un objetivo similar.

Con los dos principales mercados consumidores de vehículos de manufactura mexicana avanzando hacia la neutralidad de carbono, las iniciativas gubernamentales que buscan cancelar todos los contratos privados y eliminar la figura de autoabasto a fin de regresar a la CFE el protagonismo perdido, han prendido las alertas del sector.

“Nos preocupa el impacto que (la reforma eléctrica) podría tener en la industria automotriz, sobre todo por los compromisos que las propias empresas han asumido en esta transición hacia la electromovilidad y en ser emisor cero carbón. Esta iniciativa no abona para el futuro de la industria”, dice Fausto Cuevas, director de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz, que representa a los fabricantes de vehículos.

Guillermo Rosales, presidente de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores, hace hincapié en que para que la industria automotriz establecida en México siga siendo competitiva es indispensable asegurar el acceso a energías limpias, a precios competitivos y abastecimiento suficiente.

“Ya no será suficiente tener la capacidad para producir vehículos eléctricos o componentes eléctricos, ni tener acuerdos de libre comercio para exportarlos sin aranceles a Europa o Estados Unidos. Aquellos vehículos que no acrediten en su traza de producción haber sido fabricados con energías limpias podrían están sujetos en el futuro a un 'arancel verde'. Por todo ello consideramos que la iniciativa (de reforma eléctrica) que se encuentra en el Congreso no es la adecuada para nuestro país”, alerta Rosales.

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