“Con lo anterior, la compañía ha dado cumplimiento a sus obligaciones (…) relacionadas con su Plan Conjunto de Reestructura y documentos relacionados al mismo, mismo que surtió plenos efectos legales el pasado 17 de marzo del 2022”, dijo la compañía.
La aerolínea también informó de su obligación de presentar una declaración de potencial registro de sus acciones ante la Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC) a más tardar el 30 de diciembre del 2022, un plazo que puede extenderse de ser acordado por sus accionistas.
El pasado 10 de junio, Aeroméxico informó que evaluaría su salida de la BMV como parte de los acuerdos asumidos en su plan de reestructura bajo el Capítulo 11 del Código de Bancarrotas estadounidense, completado el pasado marzo.
Parte de este plan de reestructura hizo a la aerolínea sujeta a obligaciones contractuales bajo el Convenio de Derechos de Registro (o RRA, por su sigla en inglés), en el que la compañía se compromete a presentar un registro en el SEC y, previa notificación por escrito, la cotización de las acciones de Aeroméxico en la Bolsa de Valores de Nueva York (NYSE, por su sigla en inglés) o en NASDAQ “de manera inmediata”.
Sin embargo, la compañía dejó la puerta abierta para que, de manera posterior a su registro en el mercado bursátil estadounidense, pueda regresar a cotizar a México.
“Después de que las nuevas acciones coticen en el mercado (…) los tenedores de la mayoría de las nuevas acciones en circulación tendrán el derecho a exigir a la compañía que haga que las nuevas acciones coticen en una bolsa mexicana”, dice el Convenio de Derechos de Registro.
Los especialistas consideran que la fuerte presencia de accionistas estadounidenses en Aeroméxico tras su reestructura, aunada a una percepción de baja valoración de sus títulos en el mercado bursátil mexicano, son parte de los factores que llevaron a la compañía a dejar de cotizar en la BMV.