El cambio climático se está convirtiendo en un 'big problem' para las empresas
El verano caluroso empieza a afectar la producción económica, lo cual mantendrá la inflación en máximos históricos. Una tormenta perfecta que podría llevar a la economía a una recesión.
MADRID. Beber una cerveza a 40 grados en una terraza de Madrid, encender el aire acondicionado y cargar gasolina ahora es más caro que hace un año. Una inflación que en junio llegó al 10.2% en España, la cifra más alta de los últimos 37 años, ha elevado prácticamente todos los productos y servicios en el país europeo.
El país está sufriendo la peor ola de calor en los últimos 20 años con temperaturas de hasta 43 grados. Aunque hasta ahora, la ola más intensa es la de agosto de 2021, cuando los termómetros en algunas provincias del país europeo superaron los 47 grados, la de 2022 se ha colado en el top tres de las más largas desde que se tiene registro.
Pero, a diferencia de las otras, esta se produce en medio de una crisis energética en el viejo continente desencadenada por la invasión de Rusia a Ucrania. La luz y los combustibles ahora son más caros, por lo que, a diferencia del verano pasado, ahora encender el sistema de aire acondicionado es 50% más caro, según los datos del comparador de tarifas de energía Selectra. Una situación parecida ocurre con otros electrodomésticos necesarios para paliar la ola de calor, como el ventilador de techo, que aunque representa un gasto mucho más económico que el aire acondicionado, cuyo gasto ene electricidad se triplicó en el último año.
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Como cada año, miles de españoles pasarán unos días de veraneo en alguna playa, sin embargo, pero el traslado y la estancia serán más caros que el año pasado. Llenar el tanque del auto ahora es 34% más caro que un año atrás y las noches de hotel cuestan 45% más que el año pasado. La cerveza, cuya demanda se dispara durante el verano, es un 5% más cara.
Pero este verano de calor abrasador, exacerbado por la inflación, no solo está causando estragos en los bolsillos de los consumidores, sino que podría llevar a la economía del viejo continente a una recesión.
A 1,700 kilómetros de la capital española, los niveles de agua a lo largo del río Rin de Alemania, que es clave para el traslado de granos, combustibles y productos químicos, son tan bajos que se ha interrumpido el transporte marítimo, lo que puede alterar aún más las cadenas de suministro.
Gran Bretaña registró, la semana pasada, la temperatura más alta de su historia. La foto de un guardia del Palacio de Buckingham, enfundado en un traje de paño rojo, tomando agua de una botella dio la vuelta al mundo, mientras algunas escuelas, museos y consultorios médicos cerraban sus puertas. Algunos trenes y vuelos cancelaron viajes debido a que las pistas de los aeropuertos y las carreteras se estaban derritiendo.
Las temperaturas cálidas del agua en Francia están impidiendo el funcionamiento de algunas plantas de energía nuclear en medio de otros problemas de mantenimiento. En el norte de Italia, los agricultores enfrentan la peor sequía en siete décadas, lo que afecta la producción agrícola.
Los meteorólogos advierten que las temperaturas más altas llegarán en agosto, que suele ser el mes más caluroso del verano.
El economista Carsten Brzeski, quien trabaja en el Dutch Bank ING, dijo este fin de semana a CNN que las altas temperaturas registradas en Europa ya están afectando la producción agrícola e industrial, lo cual mantendrá la inflación en máximos históricos. Un euro débil que está encareciendo a las empresas la importación de bienes necesarios, mientras que la inflación está en máximos históricos, que en junio llegó a 8.6% promedio en las 19 economías que usan el euro.
La situación no es mejor en otras partes del mundo. El calor extremo sin precedentes avivó incendios forestales en Estados Unidos y activó alertas de inundaciones repentinas en campos algodoneros de China, las dos principales economías del mundo.
El presidente Joe Biden dijo el miércoles que “usaría el poder de la presidencia” para impulsar los recortes de emisiones a través de una serie de próximas acciones ejecutivas y regulaciones.
En México, una severa sequía en Nuevo León ocasionó que el gobierno estatal tuviera que limitar, desde hace dos meses, el suministro de agua a solo siete horas al día. La situación también llevó al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, a pedir a los fabricantes de refresco y cerveza –una industria intensiva en uso de agua– que pararan la producción de sus plantas. Esta semana Heinekeny Arca, el segundo embotellador más grande de Coca-Cola,anunciaron que donarán agua de sus pozos para el uso doméstico.
El cambio climático ha dejado de ser solo una preocupación para los ambientalistas.