Los analistas habían previsto un aumento en los costos que reporta la estatal respecto a la generación eléctrica. La CFE basa más del 50% de su matriz energética en gas natural, uno de los combustibles cuyo precio a nivel internacional ha aumentado de manera significativa en los últimos meses.
Los precios del gas natural oscilan entre los siete y 10 dólares por gigajolues (US/GJ), no obstante, a principios de año estaban en 2.5 USD/GJ.
Las prospectivas también apuntaban a que la compañía reportara un flujo operativo negativo en lo que resta del año y un desempeño financiero débil en los próximos 18 o 24 meses resultante de los altos costos de los combustibles.
La calificadora Moody's ha situado la gran dependencia de la compañía al gas natural como uno de los principales riesgos para su perfil crediticio. La CFE ha evitado diversificar su matriz energética y continuar operando sus antiguas centrales, que funcionan a base de combustibles fósiles, como diésel o combustóleo, que en general han registrado un aumento importante en sus precios. Esto último ha vuelto a la compañía más proclive a los efectos resultantes de la fluctuación de precios en el mercado internacional.
Apenas hace unas semanas, la agencia Moody’s rebajó la calificación crediticia de la CFE a ‘Baa2’ desde ‘Baa1’, basándose principalmente en la baja a la nota del soberano que también modificó a inicios de mes.
La calificadora también redujo la evaluación de crédito de la compañía, desde ‘ba2’ a ‘ba3’ argumentando la posición crediticia débil que ha registrado la estatal en medio del entorno de los altos precios en los energéticos.