Los sobrecostos que tiene el espectro en el país han generado efectos negativos en la industria de las telecomunicaciones. Un caso reciente es el de la licitación de espectro, IFT-10, que organizó el regulador en octubre del año pasado: de 41 bloques que se ofertaron 38 quedaron desiertos. Esto se tradujo en una pérdida anual de 1,300 millones de pesos para la Hacienda pública.
Otro ejemplo es Telefónica, que debido al alto costo del espectro, tomó la decisión en 2019 de regresar todas las bandas que tenía e implementar su modelo de compartición de infraestructura con AT&T. Esta decisión, de acuerdo con Juárez Mojica se ha traducido en una pérdida anual recaudatoria de 4,500 millones de pesos.
”Al final el espectro caro termina afectando a la hacienda púbica por los ingresos que se dejan de recibir... Ese espectro guardado, que no se está explotando por un concesionario, a nadie le sirve”, aseguró el presidente interino del IFT.
Los operadores de telecomunicaciones en México como Telcel y AT&T pagan hasta 89% más del costo total de las bandas y el derecho del espectro radioeléctrico, que en otros mercados como Alemania, Italia, Grecia, Países Bajos. En otros países como Suiza, Suecia, Austria y Dinamarca, las empresas solo solventan el 5% del costo total para acceder a las bandas, de acuerdo con la consultora The Ciu.
Esta situación se traduce en que las compañías de telecomunicaciones tengan que desembolsar entre 22% y 30% de sus ingresos anuales para costear las bandas de espectro, un insumo que es la espina dorsal de los operadores para dar servicios de conectividad y aumentar su presencia en el país.