‘No sabe fallar’, ¿cómo surgió la idea?
Rafael Ramírez, quien tiene a su cargo a alrededor de 964 trabajadores, compartió la anécdota que dio lugar al eslogan de BiC.
Según cuenta la leyenda, cuando la empresa francesa llegó a México, en la década de 1970, había una ley que no permitía poner nombres propios como razones sociales, es decir, la marca no podía llamarse Marcel Bich ante las autoridades comerciales y hacendarias del país.
Marcel Bich fue cofundador de esta compañía global y cuyo apellido, sin la letra ‘h’, da nombre a la marca.
El problema estribaba entonces en encontrar un nombre, una razón social, que contuviera los valores de BiC, al mismo tiempo que tuviera el poder de quedarse en la mente de los consumidores mexicanos.
El día de la junta destinada a discutir este dilema y con el tiempo encima, según contó el ingeniero mexicano, hubo alguien que se levantó de la mesa y exclamó: “¡No podemos fallar!”. “Ahí está”, le dijo otro de los responsables de la llegada de BiC a México, ese es el nombre y el eslogan que necesitaban y que finalmente quedó en el ‘BiC, no sabe fallar’ que todos conocen.
El 'niño BiC' tiene mucho que decir
El logotipo del niño que parece cargar, con las manos tras su espalda, un bolígrafo también tiene algunas curiosidades que contar. ¿Qué significan las partes del niño BiC?
La cabeza. Como se podrá notar, BiC se escribe así, con la 'i' minúscula, y esto tiene una razón. El punto que corona a la 'i' es, de hecho, la materia prima del logotipo de la empresa. Esto es así porque los bolígrafos que ideó Marchel Bich y que se popularizaron en el mundo son los de punto medio. La innovación industrial del 'Barón BiC' consistió en colocar una esfera de un milímetro, redondo y capaz de girar con soltura y sin derramar la tinta sobre el papel.
Así pues, la cabeza del niño simboliza el punto mediano de las plumas cristal de BiC.
Y ¿Qué pluma carga el niño? Según contó el ingeniero Rafael Ramírez, se trata del modelo M10 de la marca, una de las más comercializadas en Francia.