Este agujero cumple una misión vital y no, no tiene que ver con la calidad de la tinta, ni con la punta del bolígrafo. Meterse la tapa a la boca es un acción que dista mucho de ser higiénica y, aunque no lo parezca, también es poco segura. Al introducir la tapa en la boca se corre el riesgo de tragarla y que se atore en la garganta, obstruyendo la entrada de aire y causando asfixia.
Debido a este mal hábito, la compañía BIC comenzó a usar la tapa venteada en todos sus productos desde principios de los 90. El agujero es lo suficientemente grande para que, en caso de que alguien se trague la tapa, se mantenga abierta una vía de aire que impida que la persona se asfixie.
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Otro agujero que llama la atención en estas plumas es el que tienen a un costado. No está pensado para salvar vidas, pero sí tu ropa, mochila o bolso.
“Este agujero sirve para igualar la presión que existe fuera del bolígrafo con la que hay en su interior”, explica BIC en su sitio web. Esto evita que si, por ejemplo, subes a un avión, el bolígrafo estalle o que si hay ligeros cambios en la presión, la tinta se salga del depósito plástico y se te chorree.