“Lo que vimos este trimestre es consecuencia de diferentes factores operativos y distintas decisiones que se han tomado desde el punto de política energética. Desde el punto de vista operativo sabemos y esto no es nuevo, que Pemex tiene dos brazos: uno muy productivo que es su brazo de exploración y producción y el otro que tiene muchas deficiencias y carencias, que es Transformación Industrial. Y lo que vemos es que a medida de que le atribuyen más responsabilidades a este brazo poco eficiente, las consecuencias son un manejo muy poco rentable de los negocios que ésta tiene a cargo”, dice Víctor Gómez Ayala, un analista del sector.
Pemex ha atribuido su regreso a las pérdidas al deterioro de sus activos fijos, la depreciación del peso frente al dólar y a un incremento en sus costos de ventas, según explica en su reporte financiero. Los analistas encuentran en éste último la clave para explicar el regreso de la estatal a los números rojos. El costo de ventas incluye lo que paga la compañía por la adquisición de los combustibles –que se importan desde Estados Unidos– y la producción de las gasolinas. Básicamente dice cuánto le cuesta poner a la venta un litro de gasolina u otro combustible.
Y los números que incluye Pemex en su reporte financiero indican que esto último no está siendo un buen negocio. La filial de Transformación Industrial fue la única que reportó una pérdida bruta durante el trimestre, de 92,488 millones de pesos.
Esta variable nos indica que sus costos por comercializar combustibles fueron más grandes que los ingresos derivados de la venta. Mientras Pemex TRI registró un costo de ventas de 1,205 millones de pesos y solo recuperó 1,069 millones de ingresos.
Para dimensionar, la refinería Deer Park –adquirida por Pemex a inicios del año– registró mejores resultados: con un rendimiento bruto de más de 18,000 millones de pesos. Así, solo un complejo está siendo más rentable para la estatal que todo su negocio de importación, producción y venta de combustible.
“Pemex ha insistido en medir su contribución a la generación de valor desde el volumen producido y no desde la rentabilidad de ese volumen”, explica Gómez Ayala. “La manera en que se están tomando las decisiones, desde la política, están omitiendo por completo la estructura de ineficiencias entre los segmentos de Pemex y cómo consecuencia un entorno de mayores precios no les permite generar resultados positivos”.
La administración estatal ha mantenido desde el inicio del sexenio el discurso de aumentar la eficiencia de las refinerías, la producción de gasolinas y reducir las importaciones para lograr la autosuficiencia energética. Pero la idea presidencial no está siendo rentable.
La petrolera ha aumentado en lo que va del año la producción de combustibles en 11%, principalmente de gasolinas y diésel y también ha crecido el volumen de gasolinas que importa. En lo segundo, la estatal ha enfrentado –como el resto de compañías– costos más altos en las gasolinas.
Las refinerías a nivel mundial están viviendo uno de sus mejores momentos y han registrado ganancias récord durante lo que va del año , como resultado de una combinación entre la restricción de oferta y los altos precios del crudo. Pero Pemex ha sido una excepción, la compañía ha informado en su reporte financiero que perdió 7 dólares por cada barril de crudo que refinó durante el trimestre, lo que se explica principalmente por la ineficiencia de sus refinerías.
En su comparecencia hace una semana ante Diputados, el director de la estatal Octavio Romero Oropeza dijo que la estatal ya logró sumar más un millón de barriles procesados en sus refinerías –incluyendo a Deer Park– y ha casi duplicado la oferta de gasolina desde el inicio del sexenio. Pero los analistas critican que se ha continuado privilegiando las razones políticas por encima de las financieras y la rentabilidad de la compañía ya refleja las decisiones.