Repsol regresa cinco bloques para enfocarse en uno solo en aguas profundas
La petrolera española terminó de manera anticipada cinco de los seis contratos de los que se hizo durante las rondas del sexenio pasado. Esto le permitirá enfocarse en un bloque prometedor.
Sergio Limardo recuerda el día en que Repsol se hizo del bloque 29 durante la ronda 2.4, en enero de 2018, como uno de los más importantes de su trayectoria. Es un abogado de profesión, al que la vida ha llevado a hacer también de ingeniero petrolero. “Nunca se me va a olvidar. Yo creo que es uno de los puntos más importantes de mi carrera”, dice en la sede de la petrolera en el país.
Este bloque está en aguas profundas. Limardo, el general manager de la división de exploración de la española en México, dice que de esta área poco se puede observar, que al viajar hacía ahí –a unos 100 kilómetros de la costa de Tabasco y unos 45 minutos en helicóptero del aeropuerto de Villahermosa– solo es posible visualizar una plataforma, porque toda la infraestructura está en el mar, bajo superficie.
Pero en ese activo, del que poco se ve, se cimienta la estrategia y el futuro de Repsol en México. La compañía, que llegó hace décadas como una empresa que prestaba servicios a Pemex, hoy está instalada en aguas profundas, un tipo de activo petrolero que abunda en territorio mexicano, pero que poco se ha explorado y del que nunca se ha podido producir hidrocarburos.
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Repsol no solo se hizo de esta área en las rondas del sexenio pasado. La española, que hizo equipo con algunas otras petroleras, ganó seis contratos entre 2017 y 2018. Pero desde el inicio el área 29, ubicada en las Cuencas Salinas, fue la que más llamó la atención de la compañía. Del resto de bloques tenía suficiente información para decidir apostar por ellos y comenzar exploración, pero éste, en el que hoy basa sus decisiones, le interesaba por encima del resto.
Limardo dice que este bloque fue uno de los más competidos de las rondas. Los datos del regulador lo confirman: se presentaron cinco ofertas, una de ellas de Pemex. Repsol y sus socios –la malaya PC Caligari, la tailandesa PTTE y Sierra Oil and Gas, que después fue comprada por la alemana Wintershall Dea– ofrecieron al Estado un bono de desempate de 151 millones de dólares (mdd) para hacerse del activo, casi el doble de lo que había puesto sobre la mesa la petrolera italiana ENI y las compañías que la acompañaban en consorcio, que quedaron en segundo lugar en la puja.
Las sospechas de negocio –que más que suerte se basaron en largos análisis e información geológica– del equipo de Repsol y sus socios se confirmaron rápidamente. En mayo de 2020 las petroleras anunciaron dos descubrimientos en el bloque 29: Polok y Chinwol. Se trató de los primeros descubrimientos en aguas profundas resultante de los ejercicios de la reforma energética. El anuncio se dio durante los primeros meses de la pandemia y a dos años de que las petroleras firmaran el contrato con el Estado mexicano.
“Todo lo que hagamos nosotros en el futuro pasa a través del bloque 29, es la base del crecimiento de Repsol exploración en México”, dice Limardo. “Todo lo que nosotros vayamos a hacer en el futuro, sea porque hay rondas o porque hay otras oportunidades o socios, siempre va a estar relacionado a esta área que ya conocemos”.
Inversiones millonarias
Repsol –que quedó como el operador de los seis bloques– perforó cinco pozos en total, solo esos dos resultaron productores, del resto obtuvo información geológica. Desde que ganó las licitaciones ha invertido 700 mdd en los bloques, alrededor de 500 han sido solo para el área en donde están los dos descubrimientos. “Es en donde más hemos invertido porque es donde hemos tenido resultados y vemos que hay un potencial para sacar el proyecto hacia delante”.
Limardo intenta transmitir que la petrolera no está actuando de manera apresurada, que está avanzado, pero que apenas está trazando el camino. Aún queda mucho por explorar y planear, que seguirá con los trabajos en espera de encontrar más petróleo porque la compañía cree que Polok y Chinwol podrían ser solo los dos primeros campos hallados. El año próximo, según los planes, intensificará la perforación en el área, en búsqueda de más crudo. Pero las metas rectoras ya han sido trazadas y son ambiciosas: la empresa quiere lograr la primera producción de petróleo del activo entre 2026 y 2027, y para ello invertirá alrededor de 4,000 mdd, que se desplegarán en los siguientes cuatro años.
Cuando eso se complete habrán pasado ocho años entre el momento en que se hizo del contrato y lleve al mercado a los primeros barriles de crudo. Entre los participantes de la industria se dice que el negocio del petróleo, y más el de aguas profundas, es uno de mucha paciencia. Limardo asiente cuando se le pregunta si está de acuerdo con ello. “Sí, las aguas profundas son un negocio de paciencia y de mucho riesgo financiero, de riesgo técnico, y que hay que desarrollar con una visión de largo plazo”, comenta en la entrevista. Repsol sabe de eso, ya tiene experiencia. Tiene producción en aguas profundas en Brasil, Noruega, Reino Unido y en Estados Unidos. México se sumaría en unos años a la lista.
La compañía y sus socios presentarán al regulador su plan de desarrollo, en donde comprometerán sus objetivos específicos, hasta 2024, una vez que termine de manera oficial el periodo de exploración.
Pero una apuesta tan alta como la que se ha planteado la petrolera española para el área en aguas profundas necesita de una total atención y una priorización de recursos. Repsol lo sabe y ya ha tomado decisiones: presentó a la Comisión Nacional de Hidrocarburos, el regulador del mercado, una serie de solicitudes para devolver el resto de áreas que ganó en las rondas. El proceso concluyó la semana pasada.
A inicios de este año ya había devuelto el 50% de un bloque en la Cuenca de Burgos. No es que no exista petróleo en los otros bloques que opera la española, sino que Polok y Chinwol ya son dos objetivos certeros y con una alta prospectiva de producción.
Limardo dice que aún es muy temprano para dar cifras concretas, pero la compañía ya estima que podrá producir alrededor de 50,000 barriles diarios tan solo en las primeras etapas. Para dimensionar, es alrededor de la mitad del petróleo que hasta ahora producen todas las compañías privadas que entraron al negocio con la reforma.
Un campo prometedor
El modelo de contrato que tiene la compañía con el Estado mexicano plantea que el crudo obtenido podrá ser comercializado en su totalidad por ésta, y que a cambio el gobierno recibirá regalías. Así, Repsol tendrá total libertad para comercializar los hidrocarburos, ya sea dentro o fuera del país.
Pero para llegar a esa fase comercial, el reto más grande de Repsol es el logístico. La apuesta de la compañía está en la Sonda de Campeche, una zona que por décadas ha sostenido la producción de Pemex. Atravesar cerca de la costa sur del país es toparse continuamente con plataformas petroleras, baterías de separación de hidrocarburos y demás instalaciones.
Pero Polok y Chinwol están muy lejos del resto de activos, los dos yacimientos se pierden en el horizonte: están a alrededor de 100 kilómetros de la costa y a unos 600 metros de profundidad. “No estamos cerca de ninguna infraestructura que nos haga producir de manera más rápida”, cuenta Limardo.
Repsol traerá a México, cuando se acerque la etapa de fase comercial, un buque de producción flotante de almacenamiento y descarga (conocido como FPSO en la industria), para procesar, almacenar y movilizar los hidrocarburos. La distancia del activo a la costa y la ausencia de infraestructura previa hacen de este barco la mejor opción para producir dentro del lecho marino. Algunas empresas, como la italiana ENI, han optado por esta opción para su producción.
El manager de Repsol no quiere mencionar metas que quizá en un momento no puedan cumplir del todo, pero sabe que, de lograr la producción en Pollock y Chinwol, la española marcaría un hito en la producción de crudo en el país, aunque para eso falte más de un par de años. Pemex ha anunciado una próxima producción de gas en Lakach, un campo en aguas profundas. La fecha más reciente para ello es el verano de 2024. Pero fuera de ello, ninguna otra compañía ha anunciado que pronto llevará a fase de desarrollo algún bloque de aguas profundas. Repsol podría ser la primera compañía en obtener petróleo de una de estos campos, que hasta ahora en México sólo han sido expectativas.