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La fiebre por la electrificación baja y otras tecnologías se abren paso

Tanto los fabricantes de vehículos como sus proveedores han reorientado sus esfuerzos al robustecimiento de otras tecnologías, como el hidrógeno y los combustibles sintéticos.
jue 02 mayo 2024 05:42 PM
La ineludible transición al transporte eléctrico
Los autos eléctricos solo representan uno de cada 10 ventas de vehículos de nuevas energías en el país, pues la otra gran mayoría corresponde a vehículos híbridos.

La urgencia en la búsqueda de alternativas de movilidad más sostenibles está generando cambios rápidos en la industria. Aunque la electrificación se consideraba la opción preferida, otras alternativas están ganando terreno entre los fabricantes de vehículos y sus proveedores.

Ante la falta de infraestructura de recarga, algunos fabricantes, como Toyota y Honda, están fortaleciendo sus gamas de vehículos híbridos y enchufables, que hoy representan el 90% de las ventas de nuevas tecnologías, mientras que los vehículos eléctricos apenas representan el 10%.

Incluso fabricantes como BYD, que inicialmente anunciaron la llegada exclusiva de vehículos eléctricos a México, ahora están ampliando su oferta para incluir también unidades híbridas enchufables, desde sedanes hasta camionetas pickup.

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En medio de este cambio en la hoja de ruta hacia la descarbonización, algunos de los proveedores Tier 1 reconocen que la electrificación enfrenta desafíos. Por ejemplo, Nemak, que en los últimos años se han enfocado en ampliar sus capacidades en el segmento de vehículos eléctricos, especialmente en estructuras y chasis, ha notado una adopción "lenta" de la electrificación. Esto ha resultado en pérdidas para la empresa de origen mexicano.

En su último reporte trimestral, Nemak reportó una disminución en sus ingresos de 3.7% entre enero y marzo de 2024, hasta los 1,211 millones de dólares.

Algunos otros proveedores ya han empezado a ajustar sus estrategias de negocio. La empresa alemana Bosch, que suministra al menos un componente para cada vehículo eléctrico en circulación en el país, reconoce un mercado en el que coexistirán diferentes tecnologías. Por lo tanto, continúan desarrollando mejoras relacionadas con los motores de combustión interna.

“Lo que vemos ahora es un balance entre lo que viene siendo el motor a combustión interna y la electrificación. Nosotros como Bosch vemos que cada mercado va a tener una necesidad diferente, esta necesidad puede ser un híbrido, un vehículo a combustión interna o puede ser un eléctrico”, considera Eduardo Watty, vicepresidente de ventas de soluciones de movilidad en el país, en entrevista con Expansión.

Además de los híbridos y los vehículos eléctricos enchufables (PHEV), se están explorando alternativas como el hidrógeno, un elemento abundante en el planeta. Esta opción está ganando terreno principalmente en vehículos pesados de carga y pasajeros, en lugar de en vehículos de uso personal. Sin embargo, la implementación de esta tecnología requiere la creación de nueva infraestructura.

Empresas como la china Foton están probando en México el primer autobús de hidrógeno, mientras se involucran a los principales proveedores de este insumo, como Infra y Linde, para desarrollar estaciones de recarga.

El objetivo sigue siendo la descarbonización, aunque Eric Ramírez, director de Urban Science para América Latina, ve este proceso como una ruta con varias curvas en lugar de un camino directo. Además del hidrógeno, los híbridos y los PHEV, Ramírez menciona el desarrollo de combustibles sintéticos para los vehículos de combustión interna.

"Una tendencia particular que hemos observado en el mercado de vehículos eléctricos, tanto en Estados Unidos como en México, es una ligera desaceleración. No es sorprendente escuchar que algunas armadoras en ambos países están reconsiderando su enfoque hacia los vehículos híbridos en lugar de comprometerse completamente con la electrificación", comenta.

Dos obstáculos clave desde la perspectiva del consumidor afectan la adopción de vehículos eléctricos: el tiempo de recarga, que puede durar entre seis y ocho horas en un cargador convencional, y el alcance limitado de autonomía.

"Estos temas combinados, como la limitación de no poder recorrer más de 400 kilómetros en una carga y la incertidumbre sobre la disponibilidad y funcionalidad de las estaciones de carga, plantean preocupaciones legítimas para los usuarios", concluye.

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