Con este declaración se refiere a la producción de petróleo, condensados y gas natural. México perderá producción, pero Estados Unidos, Canadá y Qatar, según el informe, tendrán un aumento importante. También Medio Oriente y Kazajstán, "compensarán con creces" las pérdidas de México, Nigeria y otros países de África y Asia.
Actualmente la producción nacional es de 1.833 millones de barriles diarios, según los últimos datos de la Comisión Nacional de Hidrocarburos a mayo pasado. Esta cifra ha quedado muy por debajo de la meta de 2 millones de barriles al día que se estableció para este sexenio.
Los analistas y el organismo coinciden en que la producción de aumentó entre 2021 y 2023 a medida que el campo Quesqui fue desarrollado de manera acelerada. Pero las cifras del activo, productor de condensados, han disminuido en los últimos meses con proyección a continuar con esa tendencia. En 2023, produjo la cantidad más alta, con casi 208,000 barriles diarios de condensados, de acuerdo con el regulador. En el último dato disponible, de mayo pasado, se reportó la producción de casi 165,000 barriles diarios.
El sexenio del presidente López Obrador terminará como uno de los que menos ha invertido en producción de crudo, pese al discurso que de manera constante afirma lo contrario. Hasta antes, entre 2010 y 2014 el promedio de inversión de capital de Pemex Exploración y Producción fue de 17,800 millones anuales. Y entre 2018 y 2022 el gasto de capital promedio anual fue de 7,100 millones de dólares al año, según un paper de Adrián Duhalt, de la Universidad de Columbia.
El organismo y los analistas coinciden que la baja inversión que se ha hecho en la exploración y búsqueda de nuevas reservas son el principal factor de la baja producción actual y futura de la estatal Pemex.
El gobierno obradorista se ha enfocado en el petróleo de los campos maduros –que ya habían sido explotados en anteriores sexenios– y en los activos productores de condensados, pero ha descuidado la exploración para encontrar nuevas grandes reservas de hidrocarburos.
“El sector ha fracasado desde la pandemia cuando Pemex redujo severamente las inversiones. Desde entonces, el operador estatal ha lidiado con una continua cadena de incidentes graves con sus plataformas offshore, socavando la confianza pública y de los socios. Además, la administración ha solicitado que se enfoquen en el rápido crecimiento de la producción de crudo de los campos terrestres y de aguas poco profundas en detrimento de las mayores reservas de aguas profundas. A partir de ahora, más de la mitad de la producción de Pemex proviene de sólo siete de sus 240 campos”, dice el texto.
Mirando hacia el futuro, el panorama no cambia mucho. La estatal Pemex y sus socios tienen en puerta la puesta en marcha de dos grandes proyectos: Trión y Zama. Pero estos no serán suficientes para lograr un gran repunte en la producción, según la IEA. “A diferencia de algunos de sus vecinos, México no tiene una cola robusta de otros proyectos esperando para rellenar la producción a medida que los campos existentes maduran”.
El gobierno de Claudia Sheinbaum se ha planteado una meta de 1.8 millones de barriles durante su sexenio y ha afirmado que el resto de la demanda la cubrirá con proyectos renovables.
El documento incluso incluye un apartado en donde asegura que mientras la producción de “México cae, Venezuela se estabiliza”.
El país de América del Sur ha aumentado su producción de petróleo en los últimos años, después de que Estados Unidos diera a Chevron una licencia para reiniciar sus operaciones en el país.