Ahora, en la última etapa de la administración obradorista, ese escenario ya envuelve a la compañía a la par que su producción total –de petróleo y condensados– reporta un ritmo en caída desde septiembre del año pasado, según los datos oficiales. Ese declive se explica en mayor parte por los resultados de Zaap y Tupilco Profundo, dos de los tres campos que más producen petróleo –sólo detrás de Maloob–, y de Quesqui, uno de los activos prioritarios de la estatal durante el último sexenio y el mayor producción de condensados.
La producción total de Pemex suma una caída de 10 meses. En julio pasado –el último dato disponible– reportó 1.755 millones de barriles diarios. La estatal reportó su producción récord durante el sexenio en abril y mayo del año pasado, con 1.884 millones de barriles diarios.
Esta última cifra coincide con un pico de producción de los campos Zaap y Quesqui, ambos reportaron durante ambos meses un número por encima de los 200,000 barriles diarios de petróleo y condensados, respectivamente. A partir de ahí, aunque con algunos altibajos, ambos activos suman una tendencia a la baja.
Zaap aporta alrededor del 10% de la producción estatal de petróleo. El campo que forma parte del activo Ku Maloob Zaap –el más importante de la compañía– suma una tendencia en declinación desde enero de este año. En julio pasado reportó casi 153,000 barriles diarios. Las cifras de Zaap se han reducido casi a la mitad desde el inicio del sexenio, según las estadísticas de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH). En febrero del 2019, el campo alcanzó su pico de producción dentro de la administración obradorista, con casi 300,000 barriles diarios.
El caso de Quesqui, el mayor productor de condensados –con más del 50% de la cifra total de este hidrocarburo– es similar. En abril de 2023 reportó una producción de casi 208,000 barriles diarios, ya para julio pasado esta cifra se redujo hasta los 152,000 barriles diarios. Hasta ahora, Quesqui ha sido uno de los campos que ha salvado la producción de Pemex. En realidad es un campo con un gran potencial de producción de gas, pero la administración de la compañía decidió priorizar la extracción de hidrocarburos para así obedecer al mandato presidencial de no caer los números relacionados con la producción de petróleo.
“Lo que se temía era justo que por la presión política se sobreexplotaran algunos campos que no hasta hace poco no reportaban producción y que entonces se acortara la vida útil de los activos, pero eso justo es lo que ha pasado con campos como Quesqui y Tupilco Profundo”, dice una fuente al interior de la Comisión Nacional de Hidrocarburos. “Y la caída de ambos campos ha sido algo rápido, aunque ya se esperaba”.
Tupilco Profundo contribuye con menos producción que los dos anteriores campos, con cerca del 6% de la producción estatal de petróleo, pero también su caída está poniendo en alarma a los analistas. En julio reportó casi 93,000 barriles diarios, como parte de una disminución en sus números desde el primer trimestre pasado. Hace un año, también en julio, Tupilco Profundo llegó a su pico de producción con casi 131,000 barriles al día.