Beijing, China.- La relación entre Tesla y China ha sido un reflejo de las oportunidades y desafíos del sector de vehículos eléctricos en el mayor mercado automotriz del mundo. Desde su entrada al país asiático, Tesla disfrutó de una rápida aceptación y éxito comercial. Sin embargo, en los últimos años, la relación ha adquirido matices más complejos, con la aparición de acusaciones de espionaje y una creciente competencia de marcas locales.
China no solo es el mercado de vehículos más grande del mundo, sino también uno de los principales consumidores de autos eléctricos, un nicho que Tesla, liderada por Elon Musk, supo aprovechar. La importancia de China para Tesla es evidente: la “Gigafactory” de Shanghái, que comenzó a operar en 2019, es uno de los seis complejos de producción de la empresa y abastece no solo a China, sino también a Europa y la región Asia-Pacífico.
La construcción de esta fábrica en Shanghái fue notablemente rápida, tomando solo nueve meses y medio para completarse. En conjunto, el Model 3 y el Model Y, fabricados allí, han demostrado la capacidad de proveeduría de China, logrando un 90% de abastecimiento local de partes. “China no solo es un mercado, es un socio estratégico en nuestra cadena de suministro”, señaló Musk en una ocasión.
Tesla ha logrado un sólido desempeño de ventas en China. En el segundo trimestre de 2020, la empresa señaló que no fue una sorpresa la “fuerte recepción” que tuvo el Model 3 en el mercado chino, posicionándose como el vehículo más vendido en el país durante ese periodo. Este éxito marcó el inicio de una relación constante de buenas ventas y convirtió a China en un mercado clave, resaltado en cada presentación trimestral a sus accionistas, debido a crecimientos continuos de hasta doble dígito.