Cinco marcas mexicanas que han intentado competir en el mercado automotriz
Varias automotrices nacionales han intentado poner su negocio en marcha, pero algunas se han quedado en el camino y otras conservan una producción artesanal.
En medio del reciente anuncio del proyecto presidencial Olinia, que busca desarrollar un vehículo eléctrico asequible hecho en México, surgen cuestionamientos sobre la viabilidad de una nueva marca nacional en un sector caracterizado por retos tecnológicos, altos costos y competencia global. La ejecutiva federal Claudia Sheinbaum ha señalado que este vehículo sería un esfuerzo por fomentar la industria automotriz local, aunque no se ha definido si el proyecto tendrá capital público o privado.
Este anuncio ha traído a la memoria varios intentos previos de emprendimientos automotrices mexicanos, algunos con éxito y otros que, enfrentando dificultades, no lograron sostenerse en el mercado.
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Zacua
Fundada en 2017, es la primera marca mexicana de autos eléctricos. Su enfoque en producción artesanal en Puebla les ha permitido producir ediciones limitadas de sus modelos Mx2 y Mx3, aunque actualmente no están disponibles debido a la demanda.
La empresa ha seguido adelante desarrollando una segunda generación de vehículos eléctricos y plataformas de movilidad compartida, un modelo de negocio diversificado que puede servir de inspiración para el proyecto Olinia.
“Actualmente, estamos desarrollando la segunda generación de vehículos totalmente eléctricos y nuevas soluciones de movilidad enfocadas en la última milla, además de apoyar al sector público y privado en su transición gradual hacia la electromovilidad”, señala Zacua en su web oficial.
La marca pertenece a Motores Limpios S.A. de C.V., una empresa con diversos negocios, que incluyen plataformas de movilidad compartida, estaciones de carga eléctrica y parquímetros.
VUHL
VUHL, acrónimo de “Vehículos Ultraligeros y de Alto Rendimiento”, es un marca especializada en vehículos de alto rendimiento, fue lanzada en 2013 por Guillermo e Iker Echeverría. Su modelo insignia, el VUHL 05, es un superdeportivo diseñado para pista y carretera.
Este vehículo hizo su debut en 2013 en el exclusivo RAC Club de Londres. Su manejo fue optimizado en Reino Unido, mientras que los últimos detalles se llevaron a cabo desde Ciudad de México.
Según el sitio, la compañía cuenta con distribuidores en Ciudad de México; en el sur y norte de California en Estados Unidos. Aunque sus ventas están limitadas a mercados especializados y exclusivos, su éxito radica en encontrar un nicho único y diferenciarse en un mercado altamente competitivo.
Giant Motors Latinoamérica
Esta compañía, fundada en 2006, se dedica al ensamble de vehículos comerciales, y en alianza con JAC, ha logrado una producción estable en Ciudad Sahagún. La firma cuenta con el magnate Carlos Slim como accionista.
En sus inicios, la empresa china Faw Trucks fue el principal aliado tecnológico de Giant Motors Latinoamérica; sin embargo, fue en 2016 cuando la compañía consolidó su presencia en el mercado mexicano al asociarse con JAC, otra firma china.
En marzo de 2017, Giant Motors Latinoamérica y JAC iniciaron la producción de vehículos en la planta de ensamble de Giant Motors, ubicada en Ciudad Sahagún. Actualmente, fabrican una decena de modelos comerciales y de pasajeros, que incluyen desde vehículos de combustión interna hasta eléctricos.
Giant Motors representa un ejemplo de colaboración con firmas extranjeras para fortalecer su posición en el mercado mexicano, un modelo que podría considerarse para el desarrollo de Olinia.
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Mastretta Cars
La empresa fundada en 1987 por Daniel Mastretta alcanzó notoriedad con el lanzamiento del Mastretta MXT en 2010.
A principios de 2013, Mastretta, en colaboración con Lifestyle Automotive, su distribuidor en Reino Unido, presentó el Mastretta MXT-R, la primera variante del MXT, en el evento anual Autosport International. Este modelo alcanzaba una potencia de 300 caballos de fuerza y mantenía un peso seco de 950 kilogramos, según información en su página de Facebook.
La compañía contaba con una planta de ensamble en Toluca, Estado de México, sin embargo, la producción se detuvo en 2014 debido a limitaciones financieras y operativas, un recordatorio de los obstáculos que enfrentan los fabricantes pequeños al intentar competir en una industria de altos costos.
Solana
Solana es el fabricante de autos más antiguo de México, fundado en la década de 1930. Durante una estancia en Francia, José Antonio Solana entabló amistad con Jean Bugatti, hijo del célebre constructor francés Ettore Bugatti, con quien compartía su pasión por los autos de carreras. Al regresar a México, construyó un pequeño monoplaza para su hermano menor, Ignacio, marcando el inicio de una serie de autos infantiles.
Ignacio se unió al proyecto, y juntos diseñaron autos de carrera para niños, equipados con motores de un solo cilindro, pensados para utilizarse en ranchos, haciendas o jardines grandes, donde muchas veces también se construían caminos o pistas especiales, según su página de internet.
En 1994, la empresa comenzó a fabricar un auto tipo Sport, diseñado para alto rendimiento tanto en calle como en pista, lo que representó un hito al ser su primer vehículo con carrocería de aluminio. Hasta la fecha, esta pequeña empresa familiar ha comercializado alrededor de 50 autos.
“La familia Solana sigue construyendo vehículos no solo para su colección particular, y planea un nuevo prototipo con especificaciones más avanzadas para los requerimientos actuales, el cual está en fase de desarrollo y se dará a conocer en su momento”, señala su sitio web.
Retos y el contexto del proyecto Olinia
México es actualmente el séptimo productor mundial de vehículos, con una capacidad de alrededor de cuatro millones de unidades anuales, gracias a la presencia de grandes marcas internacionales como Nissan, Toyota y General Motors. Sin embargo, la creación de una marca nacional implica desafíos adicionales. La falta de infraestructura para vehículos eléctricos y la necesidad de innovación tecnológica se suman a la presión de competir en un entorno globalizado.
Guillermo Rosales, presidente de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores, considera que en un contexto de competencia global, el enfoque en crear una marca nacional puede tener menos relevancia.
"El tema de tener una marca estatal o de capital privado de origen nacional me parece que pasa a un segundo plano, de menor relevancia, no con ello internar quitarle significado a cualquier esfuerzo, aportación o sacrificio, que en este marco de competencia global representa salir a la competencia con una marca propia”, comentó. Para Rosales, el reto principal radica en apoyar a los actores actuales de la industria para fortalecer el ecosistema.
Con él coincide Eric Ramírez, director para América Latina y el Caribe de Urban Science, quien plantea que el gobierno podría centrar esfuerzos en fortalecer a las empresas automotrices ya existentes en México. "El mensaje sería, con lo importante que es una declaración del gobierno para hacer un esfuerzo como este, como Olinia, sería todavía más importante hacer un esfuerzo para que los actores actuales de la industria automotriz tuvieran un incentivo para crecer definitivamente en la industria en México”.