La nueva reforma constitucional amenaza IQOS, el negocio clave de PMI en México
La reforma no menciona los dispositivos de calentamiento de tabaco, lo que da a Philip Morris cierto margen de maniobra. Pero existe el riesgo de que las leyes secundarias incluyan su prohibición.
La reforma constitucional aprobada el pasado 11 de diciembre por el Senado mexicano ha encendido las alarmas en la industria tabacalera, especialmente para Philip Morris International (PMI), que ve peligrar su gallina de los huevos de oro: el IQOS, un dispositivo de calentamiento de tabaco. Aunque la reforma no prohíbe explícitamente el uso de estos dispositivos, sí abre la posibilidad de que su regulación secundaria los incluya, comprometiendo la estrategia de PMI para diversificar sus ingresos más allá de los cigarrillos convencionales como Marlboro.
La reforma adiciona un quinto párrafo al Artículo 4 de la Constitución, estipulando que “para garantizar el derecho de protección a la salud de las personas, la ley sancionará toda actividad relacionada con cigarrillos electrónicos, vapeadores y demás sistemas o dispositivos análogos que señale la ley; así como la producción, distribución y enajenación de sustancias tóxicas, precursores químicos, el uso ilícito del fentanilo y demás drogas sintéticas no autorizadas”.
Asimismo, el Artículo 5 prohíbe expresamente cualquier actividad económica relacionada con estos dispositivos. “Queda prohibida la profesión, industria, comercio interior o exterior, trabajo o cualquiera otra de las actividades que refiere el párrafo quinto del artículo 4o. anterior”.
Esta medida, que aún debe ser publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF) para entrar en vigor, establecerá un plazo de un año para armonizar las leyes secundarias. Aunque su objetivo principal es proteger la salud pública, podría generar un impacto significativo en el mercado de dispositivos de calentamiento de tabaco como el IQOS.
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Tras la aprobación de la reforma, Manuel Chinchilla, CEO de Philip Morris México, declaró a Expansión que la empresa “está a favor de la regulación de las alternativas para el consumo de nicotina y del derecho del consumidor a tomar decisiones informadas, con base en evidencia científica”. Antes de que la prohibición a la venta de vapeadores y cigarrillos electrónicos se elevara a rango constitucional, Philip Morris solicitó y obtuvo un amparo para importar productos de tabaco calentado y sus componentes.
Ahora la empresa, cuyos productos podrían ser incluidos en la regulación secundaria defiende que habría que crear "una regulación estricta que proteja a los consumidores, especialmente a los menores de edad", pero que al mismo tiempo "brinde alternativas para los fumadores adultos".
El crecimiento del IQOS
La insistencia de Philip Morris por que la regulación se enfoque en los dispositivos pirata y deje la puerta abierta a productos como el suyo, no es banal. El IQOS, lanzado en México en 2019, es una pieza clave en la estrategia de PMI para diversificar su negocio y reducir su dependencia de los cigarrillos tradicionales. Se trata de un dispositivo que calienta el tabaco a menos de 350ºC, evitando la combustión y, según la empresa, reduciendo significativamente la liberación de sustancias nocivas en comparación con los cigarrillos convencionales.
Este enfoque le ha permitido a Philip Morris impulsar las ventas de su dispositivo: en el cuarto trimestre de 2023, los ingresos netos de IQOS superaron por primera vez a los de Marlboro. Durante el tercer trimestre del mismo año, las ventas globales de productos libres de humo de Philip Morris representaron el 38.2% de los ingresos totales, que ascendieron a 9,910 millones de dólares.
En México, donde hay cerca de 17 millones de fumadores adultos, el IQOS ya cuenta con 100,000 usuarios y se comercializa en 20 puntos de venta propios, además de estar disponible en tiendas departamentales como Sanborns.
La nueva reforma no hace referencia explícita a los dispositivos de calentamiento de tabaco, lo que podría otorgar a Philip Morris cierto margen de maniobra. No obstante, existe el riesgo de que las leyes secundarias amplíen la prohibición para incluir estos dispositivos o, en su defecto, impongan impuestos específicos sobre ellos.
Desde 2016, cuando se lanzó el dispositivo a nivel global, Philip Morris ha invertido 12,500 millones de dólares en investigación y desarrollo de productos libres de humo. La compañía sostiene que estos dispositivos son una alternativa menos perjudicial para los fumadores adultos y que la prohibición solo beneficia al mercado informal.
Un mercado negro
La prohibición de vapeadores y cigarrillos electrónicos en México, iniciada con un decreto presidencial en febrero de 2020, ha impulsado el crecimiento del mercado negro. La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) estima que para 2022, alrededor de cinco millones de personas entre 12 y 65 años habían usado un vapeador, y 975,000 lo hacían regularmente.
Hiram Vera, experto en regulación, advierte que la prohibición puede exacerbar este problema. “Hay personas que tienen consumo habitual de nicotina. Si no tienen una opción en el mercado formal, migrarán al mercado negro, donde los productos son de origen y calidad desconocidos”.
Ante este panorama, el CEO de Philip Morris México subrayó la necesidad de una regulación efectiva. “Desafortunadamente, a pesar de las restricciones legales, es fácil encontrar en cualquier esquina productos pirata. El verdadero enemigo de la salud pública son esos productos ilegales, y es en ellos donde deberían centrarse los esfuerzos”.
Los cambios a la Constitución propuestos en esta reforma también afectan a British American Tobacco (BAT México), que actualmente cuenta con un amparo que le permite comercializar los vapeadores de su marca VUSE y sus líquidos en algunas tiendas de conveniencia, como 7-Eleven.
La entrada en vigor de esta reforma y la eventual armonización de las leyes secundarias serán cruciales para definir el futuro del IQOS en México. Aunque Philip Morris tiene una posición sólida en el mercado de dispositivos alternativos, una prohibición explícita o una mayor carga fiscal podrían amenazar sus planes de crecimiento y su transición hacia una oferta menos dependiente del tabaco tradicional.