Publicidad
Publicidad

El negocio de la tauromaquia en México se enfrenta a un cambio sin precedente

Un grupo de empresarios aficionados a la fiesta brava impulsa este sector, que ahora debe adaptarse a una nueva normativa en la Ciudad de México.
jue 20 marzo 2025 08:02 AM
 Golpe a la fiesta brava: la reforma a la tauromaquia que divide a empresarios y activistas
La fiesta brava ahora no implicará la muerte de toros, tras una reforma en el Congreso de la Ciudad de México.

El debate en torno a las corridas de toros en México es más que un choque cultural. Es un negocio multimillonario que evolucionó a lo largo de 500 años, desde pequeñas fiestas en rancherías hasta eventos masivos en la Plaza México. Sin embargo, una reciente ley en la Ciudad de México prohíbe el uso de objetos punzantes y la muerte del toro en la lidia. La industria enfrenta así una transformación de su modelo de negocio.

México es el país con la mayor afición taurina en el continente americano. La asociación Tauromaquia Mexicana estima el valor del sector en 6,961 millones de pesos. La industria integra la venta de boletos y la comercialización de la carne de los toros de lidia. Del total, 9.7 millones de pesos provienen de la derrama en restaurantes ambulantes, otros 11.4 millones corresponden a restaurantes establecidos. La derrama en hoteles asciende a 11.4 millones y en veterinarios a 24.6 millones.

A pesar de su relevancia económica, la tauromaquia enfrenta una creciente oposición de grupos animalistas y legisladores. “Los cambios afectan la cadena de valor del sector, con pérdidas absolutas para las actividades económicas alrededor de la fiesta brava”, advierte Salvador Arias, presidente de la Fundación de Cultura Taurina Rodolfo Gaona.

Publicidad

En México existen 2,351 empresas o unidades de producción pecuaria dedicadas al ganado de lidia. Estas empresas son esenciales para la continuidad de la industria. De acuerdo con Tauromaquia Mexicana, el 80% de los festejos taurinos se ligan a celebraciones cívicas o religiosas en comunidades del país. La capital es históricamente la gran sede de las corridas de toros.

Los aficionados consideran la tauromaquia más que un espectáculo. Alejandrina Romero, seguidora de la fiesta brava, recuerda su primera vez en la Plaza México en los años 90. “Lo más bello es la plaza, la vestimenta de luces, el capote, los movimientos del torero, los banderilleros detrás de la barrera, es más bohemio”, afirma.

Los empresarios taurinos

El negocio taurino está, históricamente, ligado a grandes empresarios. Uno de estos hombres de negocios es Antonio Cosío Pando, actual dueño de la Plaza de Toros México y la Ciudad de los Deportes. Su empresa, Grupo Brisas, opera varios complejos hoteleros y tiene presencia en el consejo de Grupo Carso, propiedad de Carlos Slim, que a través de patrocinios muestra su afición a esta actividad.

La familia Baillères, heredera de Alberto Baillères, tiene presencia importante en la tauromaquia. El empresario, fallecido el 2 de febrero de 2022, era dueño de cuatro casas de crianza de toros de lidia: San Miguel de Mimiahuapam, Begoña, Santa Teresa, San Martín y la española Zalduendo, empresas que están en posesión de los familiares.

Publicidad

El arquitecto Javier Sordo Madaleno es dueño de la ganadería Xajay. Su despacho desarrolla proyectos como el centro comercial Mitikah. Otro empresario con afinidad por la tauromaquia es Ricardo Salinas Pliego, dueño de Grupo Salinas. A través de su cuenta de X, defiende la fiesta brava y resalta su importancia en la cultura mexicana.

La transformación de la industria

El Congreso de la Ciudad de México aprobó la reforma a la fiesta brava el 18 de marzo. La nueva ley modifica las bases de la tauromaquia en la capital. Las corridas deben realizarse sin lanzas, banderillas o espadas. El número de toros se reduce de siete a tres y el tiempo máximo de lidia por cada uno es de 15 minutos.

Algunos sectores comparan este cambio con la prohibición de animales en los circos, aprobada en 2015. Entonces, la industria circense tuvo que evolucionar. Sin embargo, la transición en la tauromaquia parece más complicada.

“Dudo que alguna empresa taurina organice un evento bajo estas condiciones. Es una prohibición maquillada, yo asisto a las corridas tradicionales mientras existan, pero a las que plantea la reforma, definitivamente no”, afirma Luis Espinosa, aficionado taurino.

Los activistas celebran el cambio como un avance en la protección animal. Ajax Rodríguez, crítico de la tauromaquia, asegura que el sector encuentra una forma de reinventarse. “Los empresarios ajustan sus estrategias, no pueden basar sus negocios en el maltrato y la violencia contra un animal”, dice.

Las implicaciones económicas de la reforma son inciertas. Algunos toreros y empresarios aseguran que la nueva normativa destruye el negocio. Otros consideran que la tauromaquia evoluciona hacia un modelo distinto.

Ramón Martínez, académico de la Escuela Bancaria y Comercial (EBC), sostiene que la reforma replantea la tauromaquia más como un espectáculo que como una expresión artística, tal como la perciben hoy sus seguidores.

“La tauromaquia perdería el significado y la estructura que la define, y difícilmente podría adaptarse a un formato diferente”, explica.

Publicidad

Newsletter

Únete a nuestra comunidad. Te mandaremos una selección de nuestras historias.

Publicidad

Publicidad