Al caminar entre las estructuras de concreto diseminadas a lo largo de la húmeda selva de la Huasteca, en el norteño estado de San Luis Potosí, te invade la sensación de haber entrado a una pintura de Escher: un mundo de objetos imposibles que confunden y eluden la mente.
Pero también hay otras influencias.
Los rasgos ondulados y las alabeadas columnas que adornan los senderos serpentinos, las plataformas y los cursos de agua deben mucho a las obras surrealistas de Yves Tanguy y André Bréton.
Estamos en Las Pozas, una disposición laberíntica de edificios, esculturas y senderos, entrelazados por arroyos naturales y cascadas, y repartidos por más de 8 hectáreas de exuberante selva tropical.
Es la creación de Edward James, un excéntrico poeta y filántropo británico, conocido por su patrocinio a artistas surrealistas, entre ellos Salvador Dalí y René Magritte. Es un lugar mágico.
Su construcción tuvo lugar entre 1949 y 1984. Costó alrededor de 5 millones de dólares y requirió el trabajo de una pequeña ciudad. Para pagar su proyecto, James se vio obligado a subastar su extensa colección de arte surrealista. Pero fue una inversión bien hecha.
Pasó largos períodos en Las Pozas durante el resto de su vida, bañándose en sus piscinas, escribiendo poesía y atendiendo su colección de plantas y animales exóticos.
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