El Buen Fin, además de un maratón de ofertas y publicidad, se puede convertir en una fábrica de deuda silenciosa, ese endeudamiento fragmentado entre esquemas de Compra ahora, paga después, tarjetas departamentales, meses sin intereses y compras en aplicaciones. Una deuda que crece sin hacer ruido hasta que ya compromete su liquidez.
El Buen Fin y la deuda fragmentada, la mezcla que te dejará resaca financiera
Este año se espera un mayor uso de crédito digital y un repunte de fraudes móviles, según diversos especialistas, quienes advierten que el reto no es comprar más barato, sino no comprometer el ingreso futuro sin darse cuenta.
“En Bravo hemos asesorado a más de 500,000 personas y vemos el mismo patrón, la deuda rara vez inicia con un impago masivo; inicia con pequeños créditos que parecen inofensivos”, explica Luis Lucido, gerente global de marca en Bravo. “La deuda más peligrosa es la que no se ve, y por eso insistimos tanto en educación financiera práctica”.
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Según un análisis anual de la firma, los clientes que ingresan a sus programas de solución financiera suelen tener tres deudas en promedio que suman 181,000 pesos, aunque su salario ronda los 25,000 pesos mensuales. “Ingresos que se vuelven insuficientes para liquidar sus compromisos financieros”, señala Lucido.
Esa fragmentación —Buy Now Pay Later, meses sin intereses, tarjetas departamentales y créditos dentro de apps— vuelve más difícil que el consumidor tenga un mapa claro de su situación real. El ciclo silencioso, señala el experto, comienza cuando las personas pierden claridad sobre fechas de pago, utilizan un crédito para cubrir otro o su flujo libre se reduce sin explicación.
Las apps necesitan más que un botón de "pagar"
Muchas compras se deciden en segundos y por ello Bravo considera indispensable que la educación financiera deje de estar “afuera” y se integre de forma nativa en las apps de pago y crédito.
“Las apps deberían ofrecer más que un botón de pagar”, afirma Lucido. “Necesitan mostrar simuladores claros, alertas de capacidad de pago y medidores de salud financiera dentro de la misma pantalla donde decides”.
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Entre las herramientas que deberían formar parte de cualquier app de crédito digital están:
- Alertas de capacidad de pago según el flujo real del usuario.
- Simuladores que muestren cómo impacta un nuevo crédito en los pagos futuros.
- Recordatorios automáticos de cargos próximos.
- Medidores de salud financiera y endeudamiento.
- Información clara del CAT y del costo total antes de contratar.
“La educación financiera debe estar embebida (incrustada) en las plataformas tecnológicas. Un consumidor informado es un consumidor protegido”, señaló Rita Hamden, directora de Promoción y Desarrollo de Capacidades Financieras de la Condusef, en un comunicado.
Pagos sin tarjeta, arma de dos filos
Los wallets y métodos de pago sin tarjeta han crecido más rápido que la educación digital de los usuarios. Muchos consumidores desconocen funciones básicas como límites de gasto, alertas en tiempo real o revisión de dispositivos vinculados.
“Tecnologías como la tokenización, la autenticación biométrica o los pagos invisibles ya son habituales, pero no basta con digitalizar”, afirma Jesús Álvarez, Head of Clients de Nuek, firma especializada en medios de pago. “El usuario debe entender cómo funcionan y cómo protegerse” o de lo contrario puede convertirse en un problema, más que en una solución.
IA a favor de mejores decisiones, no solo de más crédito
Para Jesús Cansino, CEO de Equality Company, la inteligencia artificial no debe usarse para otorgar crédito cada vez más rápido, sino para hacerlo de forma más responsable.
Explica que su plataforma analiza más de un millón de variables desde el dispositivo del usuario —sin recurrir a datos personales— para entender patrones de comportamiento y estimar su capacidad real de pago. El objetivo, dice, es que la tecnología permita ofrecer financiamiento personalizado y sostenible, especialmente a quienes no tienen historial crediticio tradicional, y evitar que el crédito digital se convierta en una puerta de entrada al sobreendeudamiento.