En 2019 todo era fiesta en los mercados accionarios de todo el mundo. Con los primeros síntomas de una desaceleración económica, los bancos centrales comenzaron a relajar su política monetaria, haciendo recortes en su tasa de referencia, lo que animaba a los inversionistas mientras los principales índices accionarios rompían récord tras récord, pero el coronavirus llegó.
¿Cuánta ‘medicina’ se le puede dar todavía al mercado accionario?
Las medidas para contener la pandemia, que incluyen el confinamiento de millones de personas y el cese de algunas actividades económicas, aceleraron e hicieron inevitable una recesión mundial -en algunos países será la peor crisis en décadas-. Con estas perspectivas los inversionistas entraron en pánico,comprando activos seguros, como el oro y los bonos, y vendiendo los activos de riesgo, como las acciones, lo que desencadenó el desplome de las Bolsas en todo el mundo.
Ahora los índices, como el S&P500, uno de los más importantes a nivel mundial están 20% debajo de su último máximo registrado apenas en febrero. Cada que se acerca una reunión o un anuncio de los bancos centrales, los inversionistas están atentos y a la espera de que se anuncien medidas para aumentar el dinero en el mercado y con ello engrasar el mecanismo para que las Bolsas recuperen su gloria, pero ya hay poco que hacer.
“Los bancos centrales están reduciendo las tasas a cero y aumentando los esfuerzos de quantitative easing (expansión cuantitativa), pero eso no importa a corto plazo, ya que parece que Wall Street era demasiado optimista sobre la duración del impacto económico del coronavirus y ahora están creciendo las dudas sobre las medidas implementadas que no logren aplanar la curva en el tiempo”, indicó Edward Moya, analista de OANDA.
Entre las medidas que pueden adoptar los bancos centrales es el recorte de su tasa de referencia. Al disminuir la tasa se hace menos atractiva la inversión en activos seguros, como los bonos, porque se paga menos por ellos, entonces los inversionistas buscan activos que les den más rendimientos, como las acciones. El problema es que los bancos centrales en todo el mundo comenzaron a bajar las tasas desde hace un año y ahora ya están cerca de cero.
La Reserva Federal ha comentado en varias ocasiones que no ve “tasas de interés negativas y eso probablemente sea cierto, ya que las últimas balas que les quedan dependerán en gran medida de quantitative easing y de la compra de papel comercial”, dijo Moya.
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Ahora, los bancos centrales también han inyectado liquidez a través de mecanismos como la recompra de bonos y las facilidades de crédito a los bancos. De acuerdo con Reuters, Steve Donze, analista de Pictet Asset Management, calcula que una inyección de liquidez de un billón de dólares por parte del banco central se correlaciona con una ganancia de 20 puntos en el índice MSCI World, que es un índice accionario que refleja el movimiento de las acciones de las empresas más importantes de 23 países desarrollados.
Pero el mercado es caprichoso y aunque los bancos centrales inunden el mercado con dinero no es garantía de que los principales índices accionarios suban. “Los agresivos recortes a las tasas por los bancos centrales solamente tendrán un efecto mudo –principalmente de forma muy puntual– con poco efecto en cascada para la economía real”, indicó Dave Lafferty, estratega en Jefe de Mercados de Natixis IM. Y mientras siga existiendo el riesgo (casi inminente) de que la economía global caiga en una de sus peores crisis en décadas, los mercados seguirán tan volátiles como en las últimas semanas.
"Se requiere hacer mucho más –y pronto– o podríamos volver a tener problemas en mayo. Para ser claros, las políticas han lanzado un salvavidas a los mercados, pero no han rescatado la economía", asegura Lafferty.