“Es claro que los precios de los metales industriales siguen de cerca los precios de los energéticos en el tiempo, debido principalmente a que los motores de la demanda son similares”, comentó Edward Gardner, analista de la consultora británica Capital Economics.
Otro sector afectado por los dos últimos factores mencionados es el agrícola. Esto se observa en el precio de este commodity, el cual alcanzó los 7.4 dólares en mayo y actualmente está en 5.3 dólares. Aún así, el maíz acumula una ganancia de 9.7% de enero a principios de octubre.
En contraste, los precios del carbón y gas natural acumulan ganancias de 233.3% y 125.5%, respectivamente, en dicho lapso, presionando los objetivos inflacionarios en la mayor parte del mundo. La falta de una mayor capacidad de producción de las energías renovables, un acceso limitado a energéticos fósiles y capacidad menguada de gas natural, lleva los precios de estos energéticos a niveles históricos. Para Ana Azuara, de Banco Base, esta es una señal de que los países están buscando “cualquier energético” para producir energía y calentar los hogares en el invierno que está por llegar. Pero en este caso, también existe un componente político que involucra a Rusia, uno de los principales productores de gas, que es acusado de limitar la venta de gas natural a la Unión Europea, para justificar la operación de un nuevo gasoducto.
Este caos en los precios de los commodities parece no encontrar un ancla en el corto plazo y genera presiones en las metas inflacionarias de los países. Las voces de los banqueros centrales que pregonaban como pasajera una volatilidad en los precios comienzan a apagarse. En su último pronóstico, el Fondo Monetario Internacional prevé que la inflación anual para las economías emergentes tendrán incrementos de un promedio de casi 7% durante los últimos meses de 2021.
“La escasez de bienes se está agravando y persistirá durante algún tiempo debido a la escasez de inventarios, los cierres por la pandemia en Asia y la fuerte demanda de bienes importados”, señaló Capital Economics en su último reporte titulado “La escasez sesga los riesgos de inflación al alza”.