Los análisis de inversionistas privados coinciden en el origen de esta debacle: el mayor costo del dinero. La Reserva Federal de Estados Unidos comenzó a subir las tasas de interés en marzo pasado por primera vez desde 2018. Actualmente, la tasa de referencia se encuentra en un rango de entre 0.75% y 1% para hacerle frente a la inflación que se ubica en niveles no vistos en cuatro décadas: 8.5% en marzo.
Esta política monetaria restrictiva junto con la reducción de recompra de bonos del Tesoro y de deuda corta la liquidez de los mercados, que en combinación con resultados financieros de las tecnológicas en el primer trimestre debajo de lo estimado, hicieron huir a los inversionistas de estas acciones, provocando fuertes caídas en el sector: para Netflix, Facebook y Tesla se trata de su peor desempeño en la historia y para Amazon, Microsoft, Google y Apple, el peor desde 2008.
“Dado que la tecnología es el sector más grande del mundo, esta caída ha sido desfavorable para el mercado total de acciones globales. Sin embargo, encontramos un lado positivo para las acciones Big Tech. Ahora están más baratas, con menos competencia y nuevas rutas de crecimiento”, señala Ben Laidler, estratega global para eToro.
Los analistas coinciden en que además de la postura de la Fed, las tecnológicas también se han visto afectadas por otros dos factores: valuaciones altas por parte de las empresas, que en muchos casos sus máximos históricos no estaban fundamentados, y un pánico exagerado de los inversionistas.
Sin embargo, las empresas, en general, se ven bien: en el tercer trimestre, los ingresos de las compañías que conforman el S&P500 aumentaron 12% y las utilidades 9%. Además, cuatro quintas partes de las acciones, de todos los sectores, superaron las previsiones.
“La clave seguirá pasando por la entrada o no en recesión de la economía. Eso es lo que verdaderamente importa y deberíamos vigilar: entender si estamos o no cerca del suelo de mercado”, señala Javier Molina, analista de eToro.
El analista indica que en un escenario de recesión con caída de las utilidades, el S&P500 podría caer hasta los 3,500-3,600 unidades, esto representa una baja de entre 12% y 14.4%. Pero si la economía no cae, pero las tasas de largo continúan subiendo, el índice se puede ubicar en 3,800 puntos, 7% sobre su nivel actual de 4,088.85 unidades.