Por su parte, el euro se hundía el lunes por debajo de los 0.99 dólares, alcanzando un nuevo mínimo de 20 años, después de que la interrupción del suministro de gas por parte de Rusia.
En los últimos meses, el euro está cada vez más correlacionado con los precios del gas natural, y el primero cae cuando suben los precios de la fuente de energía.
Europa se esfuerza por desprenderse de los suministros rusos y acumular reservas antes de los fríos meses del invierno boreal, pero los inversores consideran que el golpe para su economía será enorme.
Rusia canceló el sábado el plazo para reanudar los flujos de gas por el oleoducto Nord Stream, alegando una fuga de petróleo en una turbina. Esto coincidió con el anuncio por parte de los ministros de Economía del Grupo de los Siete de limitar el precio del petróleo ruso.
El euro llegó a caer a 0.9876 dólares en las primeras operaciones europeas, su nivel más bajo desde 2002, antes de recuperarse y cotizar con una baja de un 0.2% a 0.9939 dólares.
Otras divisas vulnerables a la espiral de precios de la energía también caían. En las primeras operaciones, la libra esterlina llegó a ceder medio punto porcentual a un nuevo mínimo de dos años y medio de 1.1444 dólares.
El índice dólar, que mide el desempeño del billete verde frente a una cesta de divisas, alcanzó brevemente los 110.27, su nivel más alto desde junio de 2002.
En esta semana tan importante para el euro, los inversores también se preparan para la reunión del jueves del Banco Central Europeo (BCE) y los mercados han valorado en casi un 80% la posibilidad de una subida de las tasas de interés de 75 puntos básicos (pb), en un intento de combatir la inflación, que se sitúa en más de cuatro veces su objetivo del 2%.
Los funcionarios del BCE querrán que el euro, que ha perdido alrededor de un 8% de su valor en los últimos tres meses, se estabilice. Eso alimentará el deseo de tratar de domar la inflación mediante el endurecimiento de la política monetaria.
"Los elevados precios de la energía, el riesgo de escasez de gas y la respuesta fiscal y regulatoria determinarán las perspectivas del PIB y la inflación de la zona euro mucho más que cualquier cosa que el BCE pueda hacer con las tasas", dijo en una nota a sus clientes Holger Schmieding, economista jefe de Berenberg.