Es una reminiscencia de la ronda anterior de recortes de la OPEP+ en octubre, una decisión que inicialmente provocó la condena generalizada, pero que luego llegó a parecer profética cuando la demanda se debilitó y los precios cayeron.
Los miembros clave de la OPEP+ argumentan que las nuevas restricciones a la producción, que suman más de un millón de barriles por día y entran en vigencia el próximo mes, fueron una respuesta preventiva necesaria ante las señales de debilitamiento de la demanda y especulación excesiva.
Esa postura no impresionó a los consumidores, ya que los futuros del crudo se dispararon un 8% a 86 dólares el barril en Londres el día después de la decisión del dos de abril. El Gobierno del presidente estadounidense, Joe Biden, dijo que la medida fue desacertada, una indicación más de la tensión en las relaciones con el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammad bin Salman. La Agencia Internacional de Energía advirtió que empeoraría el golpe inflacionario para los consumidores y pondría en peligro la economía mundial.
Sin embargo, en las tres semanas que han transcurrido desde que los miembros clave de la Organización de Países Exportadores de Petróleo actuaron, los mercados del petróleo se han deteriorado constantemente. Los indicadores clave en el mercado de crudo asiático se han debilitado debido a que el repunte posterior a la pandemia en China, el mayor importador de petróleo, ha sido inferior a las expectativas. El deterioro de las ganancias de refinación de petróleo en las últimas semanas ha llevado a las empresas a considerar tarifas de procesamiento más bajas.