Seguramente has oído hablar de acciones, deuda, bolsas, inversionistas y rendimientos, todos estos términos se conjugan en un solo lugar: el mercado de valores.
En el mercado de valores puedes convertirte en un inversionistas de grandes empresas mexicanas como América Móvil, Cemex y Bimbo entre otras 100 más. Aunque también de compañías internacionales como Apple, Tesla y Microsoft.
El mercado de valores es el espacio físico o virtual, también llamado Bolsa de Valores, donde se compran y venden activos (como acciones -renta variable- y bonos -renta fija-) de empresas y gobiernos.
Por un lado, las empresas y gobiernos ponen a la venta acciones y bonos para obtener recursos para financiarse, mismo que los inversionistas compran, con el objetivo de obtener ganancias. La ley de la oferta y la demanda dicta el precio en el que se negocian: a mayor demanda, mayor precio, y viceversa.
Actualmente es posible comprar instrumentos financieros en las Bolsas de cualquier parte del mundo, destacando entre las importantes la Bolsa de Nueva York (NYSE), la Bolsa de Tokio (JPX), la Bolsa de Londres (LSE) y la Bolsa de Shanghai (SSE).
En México existen dos Bolsas: la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) y la Bolsa Institucional de Valores (BIVA).
El mercado de valores opera como cualquier otro mercado, incluido el de tu colonia: hay vendedores y compradores que negocias mercancías, que en el caso del mercado de valores son acciones y bonos.
Solo que a diferencia de un mercado, no son las personas quienes van a comprar las acciones, sino que lo hacen a través de una casa de Bolsa. Las personas le piden a las casas que compran o vendan algún activos y estas van a las Bolsas a hacer la operación.
La operación del mercado de valores necesita de varios agentes económicos para su funcionamiento eficaz, transparente y seguro:
En el mercado de valores existe una infinidad de instrumentos financieros para comprar y vender, pero en general se dividen en dos categorías: el mercado de renta variable (acciones) y el mercado de renta fija (deuda).
En el mercado de deuda o renta fija, las empresas y gobiernos piden prestado a los inversionistas, a quienes les ofrecen una tasa de interés por su dinero. Esto lo hacen a través de una emisión de bonos.
Se llama renta fija, porque desde el momento que los inversionistas compran ese bono saben cuánto les va a dar de interés y por cuánto tiempo. Este mercado, el de deuda, es considerado uno de los más seguros para invertir.
En cuanto al mercado accionario o de renta variable, lo que sucede es que las empresas ofrecen una parte de su compañía a través de la emisión de acciones. La persona o empresa que compra esas acciones se convierte en inversionista de la compañía que las emitió.
El precio de las acciones depende de diversos factores como la salud financiera de la empresa, sus perspectivas de crecimiento y el entorno económico y político.
Se le llama renta variable, porque el precio de las acciones fluctúa todos los días, de lunes a viernes que opera el mercado. Por ejemplo, quien compró acciones de Alsea hace un año en 40 pesos, hoy podría venderla en 58 pesos, obteniendo una ganancia de 45%. Por el contrario, quien compró acciones de Televisa hace un año a 32.27 pesos y hoy decidiera venderla, tendría que hacerlo a 17.21 pesos, es decir, le perdería 47%.
Ya que el inversionista que compra acciones hoy no sabe cuánto van a valer mañana, en una semana, ni en un año, al mercado de renta variable o de acciones se le considera una inversión de riesgo.
