Alrededor del 90% de los bancos centrales del mundo están explorando versiones digitales de sus monedas. La mayoría no quiere quedarse atrás frente al bitcoin y otras criptomonedas, pero está lidiando con las complejidades tecnológicas.
El jefe de innovación de SWIFT, Nick Kerigan, dijo que su última prueba, que duró 6 meses e involucró a un grupo de 38 miembros de bancos centrales, bancos comerciales y plataformas de activos, había sido una de las colaboraciones globales más grandes sobre CBDC y activos "tokenizados" hasta la fecha.
Las pruebas se enfocaron en garantizar que las CBDC de diferentes países puedan utilizarse juntas, incluso si se basan en diferentes tecnologías subyacentes o "protocolos", reduciendo así los riesgos de fragmentación del sistema de pagos.
También demostraron que podrían usarse en pagos comerciales o de divisas altamente complejas y potencialmente automatizarse para acelerar y reducir los costos de los procesos.
Kerigan dijo que los resultados, que también habían demostrado que los bancos podían utilizar su infraestructura existente, habían sido considerados como un éxito por quienes participaron y le dieron a SWIFT un cronograma de trabajo.
"Estamos analizando una hoja de ruta para producirlo (lanzar el producto) en los próximos 12 a 24 meses", dijo Kerigan en una entrevista. "Se está pasando de la fase experimental a algo que se está convirtiendo en realidad".
Aunque el calendario aún podría cambiar si los lanzamientos de CBDC de las principales economías se retrasan, contar con la plataforma a tiempo daría un gran impulso para mantener el dominio actual de SWIFT en las redes transbancarias.
Países como las Bahamas, Nigeria y Jamaica ya cuentan con CBDC en funcionamiento. China está muy avanzada con las pruebas en la vida de un e-yuan. El Banco Central Europeo también tiene en marcha el euro digital, mientras que el Banco de Pagos Internacionales está realizando múltiples pruebas transfronterizas.