“La colaboración tenía sentido porque Ari conecta de manera natural con la generación que Panam quiere conquistar. Aunque no nació en México, hoy forma parte del ecosistema cultural del país y su comunidad la percibe así”, mencionó Reglín.
El lanzamiento trabajado en conjunto con Tenorio incorpora una estética inspirada en la cultura K-pop y en elementos visuales que remiten a la ola asiática que domina las redes sociales, la moda y el entretenimiento.
La marca sabe que su consumidor tradicional es fiel, nostálgico y mayoritariamente mexicano, pero también reconoce que las audiencias jóvenes viven en un mundo que mezcla referentes globales con identidades locales.
“Tenorio representa justo esa mezcla”, apunta Reglín. Ari vive en redes como YouTube, TikTok e interactúa con comunidades que aman el K-pop. “Más que ver que pueda chocar el discurso de la marca, vemos que los principales activos que nos ayudan son estos creadores, y Ari ya está naturalizada prácticamente como mexicana”, añade.
La colaboración incluye 2,000 pares unisex, disponibles en tallas que van del 22 al 26 y próximamente hasta el 29, con un precio de 1,150 pesos. La colección también revela la intención que tiene la marca de conectar con una diversidad de jóvenes, sin importar el género. “Para nosotros el unisex vive en el ADN desde el día uno, con el modelo campeón 084”, afirma la ejecutiva.
El fenómeno del K-pop
Que Panam haya volteado hacia Asia no es una casualidad. El K-pop y los productos culturales coreanos atraviesan un auge mundial. Statista reporta que en 2023 la industria alcanzó ventas globales estimadas en 1.24 billones de wones surcoreanos (17,360 millones de pesos mexicanos), la primera vez que supera el billón en ingresos fuera de Corea.
Las presentaciones en vivo aportaron cerca del 48% del total, con alrededor de 589,000 millones de wones (8.2 mil millones de pesos), mientras que todos los demás segmentos crecieron frente al año anterior.
Ese mismo año, las ventas de álbumes físicos alcanzaron un máximo histórico, impulsadas por grupos como Blackpink, Seventeen y Stray Kids, que ubicaron al K-pop como una fuerza cultural y económica que influye en moda, comportamiento digital y hábitos de consumo de las generaciones más jóvenes.
Por otro lado, el auge global del K-drama ha alcanzado a Latinoamérica, incluido México, donde cada vez más jóvenes integran estos contenidos como parte de su cultura digital, moda, consumo y decisiones de marcas que buscan conectar con esa generación.
“Es muy curioso. En estas generaciones es toda la onda del K-pop y los K-dramas. O sea, hasta nosotros que somos de otra generación volteamos a ver y decimos, qué rollo”, reflexiona Reglín entre risas. “En otra época esto habría parecido un choque con el discurso de la mexicaneidad, hoy se vuelve una oportunidad de negocio”.
Panam percibe que la identidad mexicana ya no se define solo desde lo folclórico, lo tradicional o lo local. La marca apuesta por una mexicaneidad que convive con influencias globales y con una generación que mezcla K-pop, urbano, redes sociales y streetwear, es decir, un estilo de moda urbana que nace de la cultura juvenil y mezcla influencias del skate, el hip hop, el deporte, la cultura pop y la moda japonesa.
“Cuando una colaboración logra hablarle a las tribus urbanas correctas, el drop se vuelve un fenómeno. Ocurrió con Dr. Simi, ocurrió con Totis y podría ocurrir con esta nueva edición si la estética K-pop conecta con el público que buscamos”, señala la CMO.