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China es quien gana con del caos del 'brexit' en Europa

El gigante asiático es el mayor desafío económico y diplomático que enfrenta actualmente la Unión Europea, distraída por su novela con el Reino Unido.
jue 28 marzo 2019 05:02 AM
Uno por uno.
Uno por uno. Un Reino Unido separado exitosamente de la Unión Europea, e impulsado por tratados comerciales con China, también podría animar a otros Estados de la Unión Europea a tomar su propio camino.

(CNN)- Los líderes de la Unión Europea se reunieron la semana pasada para la que sería una cumbre para hablar de China , probablemente el mayor desafío económico y diplomático que enfrenta actualmente la Unión Europea. Sin embargo, terminaron hablando del brexit otra vez.

Que los legisladores británicos hayan dedicado los 33 meses que han pasado desde que el país votó por separarse de la Unión Europea sin llegar a un acuerdo sobre cómo hacerlo ha sido un gran obstáculo para el complejo funcionamiento del bloque, cuyos líderes necesitan desesperadamente definir las políticas unificadas en varios temas pero que se ven constantemente desviados por el único Estado miembro que, al menos en teoría, no quiere estar ahí

En abril, el primer ministro de China, Li Keqiang, viajará a Bruselas para participar en una cumbre con los líderes europeos antes de dirigirse a Croacia para reunirse con los representantes de una organización compuesta por 16 países del centro y el este de Europa, justo la clase de reunión que, para algunos, podría servir para dividir a la Unión Europea.

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Previo a la cumbre de marzo, la Comisión Europea señaló que China es "simultáneamente, un socio de cooperación con el que la Unión Europea tiene objetivos muy similares, un socio de negociaciones con cuyos intereses la Unión Europea tiene que encontrar el equilibrio, un competidor económico en busca del liderazgo tecnológico, y un rival en general que promueve modos de gobierno alternativos".

China es el principal socio comercial de la Unión Europea, mientras que Europa es el segundo socio comercial de China después de Estados Unidos, con más de 1,000 millones de dólares en transacciones comerciales diarias entre ambas partes. La creación de una política unificada respecto a cómo interactuar con China es un tema clave para Bruselas y uno en el que la Unión Europea no puede darse el lujo de fallar.

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Sin embargo, en el bloque hay grandes desacuerdos sobre cómo lograr este equilibrio; algunos miembros, notablemente Alemania, se muestran cada vez más recelosos en cuanto a Beijing, tanto como desafío económico como de seguridad, mientras que otros países esperan con ansias las inversiones chinas.

Italia y China

Esa avidez se dejó ver en Roma en marzo, mientras los líderes italianos desplegaban la alfombra roja para el presidente de China, Xi Jinping; se volvió la economía europea más grande —y el primer miembro del G7— en incorporarse a su iniciativa para el comercio y la infraestructura del Cinturón y la Ruta de la Seda.

La participación de Italia en el proyecto de Xi no es nada más un triunfo económico para Beijing, sino que podría servir de cuña para separar a la Unión Europea en temas clave, de acuerdo con Lucrezia Poggetti, investigadora del Instituto Mercator de Estudios sobre China (MERICS) en Berlín.

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"China está muy dispuesta a negociar con los países de la Unión Europea por separado, no en bloque", dijo. "En las relaciones bilaterales, China tiene la ventaja por su enorme poder económico respecto al de los países europeos en lo individual".

Poggetti hizo referencia a los actos de Grecia y Hungría —ambos aliados clave de China en el continente— para aminorar las críticas al gobierno chino por su conducta en el muy disputado mar del Sur de China, y la intervención de Atenas en 2017 para obstruir una declaración de la Unión Europea en la que se criticaba a China por sus violaciones a los derechos humanos.

"En ambos casos, Grecia temía contrariar al gobierno chino y perder el acceso a las oportunidades económicas que le habían prometido, así que prefirió romper filas con la Unión Europea", dijo Poggetti. "Hungría también ha sido más abiertamente cercana a China en lo político".

En una reunión en Bruselas, en marzo, el canciller chino Wang Yi dijo que Beijing "respalda firmemente el proceso de integración europeo, respalda firmemente que la Unión Europea siga unida y se fortalezca, y respalda firmemente que Europa tenga una intervención más importante en los asuntos internacionales".

Zanahorias chinas

Aunque históricamente, Beijing tiene lazos más fuertes con algunos países europeos (y más débiles con los países que invadieron y colonizaron China), recientemente se ha desarrollado una dinámica en la que los miembros de la Unión Europea se alían con China en disputas relativas al bloque.

En un artículo que escribió el 25 de marzo, Bruno Macaes, exministro de Portugal en la Unión Europea, advirtió que algunos Estados europeos estaban usando a China como arma para pelear entre sí y que China estaba aprovechando las diferencias, viejas y nuevas, para su propio beneficio.

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"El problema es que la Unión Europea no tiene mecanismos eficaces para manejar los conflictos graves entre los Estados miembros, lo que tienta a los países de la Unión Europea a llamar a actores externos para que desafíen el statu quo en su nombre", señaló.

En particular, mientras se propaga la hostilidad al proyecto europeo en general —lo que afecta no solo a Reino Unido sino también a Italia, Hungría y otros Estados miembros—, aumentan las oportunidades para que China encuentre nuevos socios bien dispuestos.

"Para Beijing es todavía más fácil sembrar divisiones entre la Unión Europea y los gobiernos euroescépticos", dijo Poggetti. "La Unión Europea tiene que prepararse para la presión de Italia —miembro influyente de la Unión Europea por ser fundador del bloque y la tercera economía más grande de la eurozona— en el tema de una política común europea respecto a China".

Es probable que el brexit sea la cuña euroescéptica que aprieta más en este tema. Tanto los políticos europeos como los británicos han advertido que un Reino Unido que esté fuera de la Unión Europea podría terminar siendo su rival en vez de aliado, como Noruega o Suiza, y que la inversión y el comercio con China serán áreas clave de competencia.

Un Reino Unido separado exitosamente de la Unión Europea, e impulsado por tratados comerciales con China, también podría animar a otros Estados de la Unión Europea a tomar su propio camino.

Jonathan Sullivan, experto en China de la Universidad de Nottingham, dijo que "el poder de la Unión Europea, como está ahora, en comercio internacional y relaciones exteriores, se basa en la acción unánime. Por lo tanto, si un país quiere penetrar en cualquier sector de Europa, tratar de promover la desunión o 'escoger países' para lidiar con ellos individualmente es una estrategia poderosa", explicó.

"Beijing ha tenido problemas para lidiar con la Unión Europea en varios sectores por razones diversas y es fuerte el incentivo para tratar de debilitar la capacidad de la Unión Europea de actuar de forma concertada y unificada".

Presiones externas

Macaes y otros han subrayado que Beijing no es la única gran potencia extranjera que pretende fomentar la desunión europea. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, también ha usado las zanahorias económicas y diplomáticas para convencer a las capitales europeas de romper con Bruselas en temas en los que hay desacuerdo con Washington, tales como el tratado nuclear con Irán .

"Trump ha intentado este método, ha atacado a Alemania por lo de la defensa, ha tentado a Polonia y a Reino Unido con premios políticos largamente deseados y ha llenado de halagos a la coalición italiana", señaló Macaes.

"Rusia es un operador que siempre ha estado presente, pero es exageradamente torpe. China sabe cómo insertarse en estos debates".

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Para abordar este desafío, se necesitará algo que ha faltado notoriamente en la política europea en años recientes: unidad.

Aunque hasta ahora, las presiones externas han fomentado más divisiones, los analistas dijeron que también podrían promover la unificación del bloque, ya que los Estados miembros de la Unión Europea empiezan a ver el costo de lidiar por separado con una entidad tan poderosa como China y vuelven a abrazar el propósito original de las políticas en bloque.

Las presiones externas también podrían servir para fomentar las muy necesarias reformas sobre la creación de dichas políticas, lo que permitiría que la Unión Europea beneficie a todos sus miembros por igual.

Pero los líderes europeos tienen que resolver el brexit primero. Y la crisis de los refugiados. Y las elecciones al Parlamento Europeo. E implementar un plan para contrarrestar los efectos del cambio climático. Y…

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