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Agua cada 10 días: así enfrenta la India la peor crisis hídrica de su historia

600 millones de personas en este país asiático lidian con escasez de agua alta o extrema, de acuerdo con cifras oficiales.
vie 17 mayo 2019 05:04 AM
Insuficiente.
Insuficiente. Las autoridades de Delhi dan dan 600 litros por familia, apenas suficiente para sobrevivir hasta que llegue la siguiente ración

NUEVA DELHI (CNN)- Cientos de bidones de plástico forman filas sobre el suelo cuarteado, seco y polvoriento. Cerca de ahí, los habitantes de la barriada de Vasant Kunj, en el sur de Delhi, uno de los más grandes y más pobres, esperan ansiosos a que llegue una pipa del gobierno.

Han pasado diez días.

Diez días desde que recibieron una gota de agua. En el caso de muchas familias, los bidones se vaciaron hace varios días. Están sedientos y sucios.

"Es muy difícil vivir así", dijo Fátima Bibi, de 30 años, quien se encarga de organizar el reparto de agua en la barriada. "Todo surge de esta agua. Todo. Bebemos, cocinamos, limpiamos, lavamos".

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A diez minutos de ahí están los centros comerciales más elegantes de Delhi, en donde puedes comprar un par de tenis por 1,000 dólares. Pero en esta parte de la ciudad, la gente vive en chozas apiñadas de lámina corrugada. Con una temperatura de 40 °C, parecen un horno.

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Cuando la pipa llega al complejo, se oyen gritos entre la multitud. Los hombres y las mujeres llegan corriendo con tubos verdes de plástico para pasar el agua de la pipa a sus botes.

Les dan 600 litros por familia, apenas suficiente para sobrevivir hasta que llegue la siguiente ración.

India enfrenta la peor crisis hídrica de su historia: 600 millones de personas lidian con escasez de agua alta o extrema, según un informe reciente de Niti Aayog , un centro de estudios gubernamental indio. En promedio, cada año mueren 200,000 indios por el suministro inadecuado o por la contaminación del agua.

Se estima que para 2020 —dentro de tan solo un año—, 21 ciudades indias importantes se quedarán sin agua subterránea. Mientras India crece y se desarrolla para sostener a sus 1,300 millones de habitantes, quienes están en el frente de la batalla de la crisis dicen que esto va a empeorar.

"Tenemos demasiada gente y muy poca agua", dijo Jyoti Sharma, fundadora y presidente de FORCE, una ONG india que trabaja en la conservación del agua y los servicios de saneamiento. "Es desafortunado que la gente no vea lo aterrador que es realmente".

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Sharma advirtió que mientras los países áridos como India se secan cada vez más por el cambio climático, el agua pronto podría volverse un tema de disparidad mundial.

El problema

En términos sencillos, las fuentes de agua de India se están agotando.

El problema principal de India es que el país depende del agua subterránea para cubrir la mayoría de sus necesidades hídricas. Tras décadas de excavar pozos (se meten tubos en la tierra para llegar al agua), India está sufriendo el agotamiento grave de sus mantos acuíferos.

"Somos el consumidor más grande de agua subterránea en el mundo", dijo Joydeep Gupta, editor para el sureste asiático de The Third Pole, un sitio web de noticias sobre temas ambientales. "Es muy malo, es un estado de crisis muy grave".

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Conforme India se urbaniza cada vez más y millones de personas se mudan a las ciudades, crece la demanda de agua. Las ciudades deben buscar fuentes de agua cada vez más lejos y el agua se bombea cientos de kilómetros a través de tuberías.

Cien millones de personas, incluidas las que habitan en las grandes urbes de Delhi, Bangalore y Hyderabad, pronto vivirán en ciudades sin agua subterránea, según el informe.

A eso hay que agregar que India es un país predominantemente agrícola; el 80% del agua se usa para regar cultivos de consumo intensivo de agua como la caña de azúcar y el arroz.

"Las políticas como las de ciertos estados que dan energía eléctrica gratuita a los agricultores o que dan apoyos financieros para la extracción de agua subterránea tienen como consecuencia la explotación descontrolada y el desperdicio del recurso", dijo Suresh Rohilla, director de gestión urbana del agua del Centro para la Ciencia y el Medioambiente, a CNN el año pasado.

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El cambio de los patrones climáticos agrava el problema, ya que el suministro de agua es mucho más incierto. Los monzones han sido más erráticos y las sequías, más comunes, lo que amenaza las cosechas, explicó Gupta. Los inviernos son más cortos; los veranos son más largos y cálidos y se incrementa el derretimiento de los glaciares del Himalaya, cuyas aguas desembocan en los ríos del norte de India.

Es una crisis que se desarrolla en todo el país.

El agotamiento de los mantos acuíferos, las sequías y las deudas crecientes han provocado una profunda crisis agraria; el suicidio entre agricultores se ha vuelto un problema nacional. Más de 200,000 agricultores se han suicidado desde 1995, según datos del gobierno indio que recabó la ONG Down to Earth , con sede en Mumbai.

El año pasado, la ciudad de Shimla, en el estado septentrional de Himachal Pradesh, casi se queda sin agua, lo que desató la furia de la gente que buscaba agua desesperadamente; hubo largas filas y protestas para exigir agua y para disuadir a los turistas de visitar la ciudad.

En ciudades importantes como Bangalore y Hyderabad (dos grandes centros tecnológicos), las mafias del agua deciden quién recibe agua y a qué precio porque que las ciudades dependen totalmente de pipas. "Hay un gran problema con las mafias del agua", dijo Gupta. "Pero es la única manera de conseguir agua".

En las zonas rurales, la cosa está peor. Cuando los pozos se secan, los aldeanos se quedan sin fuentes de agua y se ven obligados a caminar varios kilómetros o a pagar precios exorbitantes para que les lleven agua.

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Además, las vías fluviales de India se han vuelto tóxicas porque se vierten en ellas miles de millones de litros de aguas residuales, tanto desechos químicos como aguas negras.

"No tiene fin. No puedes hacer esto para siempre", dijo Sharma. "Estamos llegando al final de la partida".

Estrategias de adaptación

Ahora, el agua en India es un bien valioso y la gente de la barriada de Vasant Kunj hace esfuerzos extraordinarios para conservarla lo más posible.

A cada casa le tocan 600 litros de agua que la dirección de aguas de Nueva Delhi distribuye sin costo, tanto en verano como en invierno; sin embargo, los habitantes dicen que no alcanza los diez días que tarda en regresar la pipa.

El agua dicta la vida en este lugar. Los hombres y mujeres dejan su trabajo para regresar a la barriada si está programada la llegada de una pipa. Sin embargo, no tiene una hora determinada para llegar. Fátima Bibi cuenta que hace poco, la pipa llegó a la una de la mañana.

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"Es cosa de todo el día. Simplemente hay que esperar a que llegue el agua", dijo.

Su vecino, Ashraf Ullah, está contento porque la pipa acaba de llegar. "El agua está fría, así que a los niños les va a encantar", dijo. "Después de diez días en los botes de plástico, el agua está hirviendo".

Sorprendentemente, la falta de agua es muy visible en la barriada.

Afuera de las chozas hay montones de botes de plástico negros y azules apilados; cada uno tiene la marca de una familia. Las filas de botes estrechan aún más los corredores de la barriada.

"Tomamos media cubeta de agua para bañarnos todos los días; hay días en los que ni siquiera podemos lavarnos", cuenta Fátima Bibi. "Usamos el agua para lavar las verduras y luego, para lavar la ropa".

El agua se usa una y otra y otra vez. Hasta el agua sucia puede usarse para limpiar algo. No hay grifos ni tuberías. No hay coladeras ni drenaje. Afuera de las casas hay cubetas con agua de desecho… aquí no se desperdicia ni una gota.

Pese a sus esfuerzos, el agua no dura. Los vecinos comparten el agua si hay suficiente.

"El agua causa grandes problemas aquí", dijo Malika Bibi, habitante de Vasant Kunj, quien dice que las familias se pelean si el agua se acaba antes de que llegue la pipa. "El esposo dice: '¿por qué estás usando tanta agua [para lavar]?'", cuenta.

Fátima Bibi llegó de Bengala Oriental a Nueva Delhi con su esposo hace 20 años; la casaron cuando tenía unos diez años.

Ahora, a los 30 años, tiene cuatro hijos y se encarga de distribuir el agua en la barriada. Aunque no recibió educación, se ha vuelto una voz fuerte e importante en su comunidad. Incluso construyó un tanque de agua junto a su casa para recolectar el agua de lluvia. Recaudó dinero entre sus vecinos con la esperanza de instalar un motor para poder bombear el agua para lavar la ropa o limpiar.

Es una solución rudimentaria pero ingeniosa para su problema.

"Quiero hacer más con mi comunidad y con el agua", dijo. "Nuestros hijos deberían tener una vida mejor que la nuestra".

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