En 2017, Morales logró forzar una interpretación del Tribunal Constitucional, al argumentar que se cometería una violación a sus derechos humanos si su participación en los comicios de 2019 no era aceptada.
No era la primera vez que Morales forzaba la constitución para poder reelegirse. "Ya la elección del 2014, había tenido que acudir al Tribunal Constitucional para que lo habilite", recordó Torrico.
Las elecciones del 20 de octubre fueron señaladas por la Organización de Estados Americanos (OEA) y por la oposición boliviana como irregulares. Desde esa noche, miles de personas salieron a las calles de La Paz, El Alto, Santa Cruz y otras ciudades bolivianas para manifestar su desacuerdo con el proceso.
"Si somos justos, no podemos pasar por alto estos hechos que son, en parte, desencadentantes de lo que está pasando hoy en Bolivia", señaló Briceño.
Fernando Neira, también investigador del CIALC de la UNAM, señala que el problema de Morales y del MAS, el partido en el poder en Bolivia, fue no saber gestionar una alternancia para el momento en que Morales dejara el poder.
"Muchos de los políticos de América Latina no están sabiendo leer la opinión social, la opinión política, lo que está ocurriendo en la sociedad. Obviamente si hay un referendum que es negativo, eso ya es suficiente para tomar decisiones en torno en corregir el orden político", dijo Neira.