Las protestas continúan
Este jueves miles de personas comenzaron a descender desde El Alto hacia La Paz, ciudades separadas por pocos kilómetros, con los féretros de cinco de los ocho muertos que dejó el martes un operativo de las fuerzas militares y policiales en inmediaciones de Senkata, una planta de distribución de combustibles.
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Los choques estallaron después de que los uniformados despejaron la salida de camiones destinados a paliar la escasez de combustible en la capital, afectada por los bloqueos de rutas y donde se multiplican las filas para encontrar gasolina, gas y abastecerse de pollos y verdura.
"¡Justicia,justicia!", clamaron los manifestantes a su paso con los cuerpos.
"Nos han acribillado, bala nos han metido. Esto es sanguinario", dijo a la AFP Rufino Copa, un agricultor de 42 años que participa en las protestas contra Jeanine Áñez.
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Los pobladores, que pretenden llegar a La Paz con sus muertos, en un abierto desafío a las nuevas autoridades, acusan a las fuerzas oficiales de haber disparado contra la manifestación que rodeaba la distribuidora de Senkata. El gobierno interino niega la responsabilidad en las muertes.
"Queremos justicia, no queremos que esta señora sea presidenta", dijo una mujer indígena con su bebé de ocho meses a las espalda que pidió reserva ante su temor de ser perseguida.