Se avecina un encontronazo entre Pelosi y Trump por el juicio político

La presidenta del Congreso se prepara para liderar lo que para muchos será un desafío imposible: ejecutar la probable destitución de un presidente sin dividir aun más a Estados Unidos.

Maeve Reston

El jueves, la presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, anunció que la cámara "

. La presidente de la cámara y el mandatario estadounidense vuelven a estar en curso de colisión y es probable que esta batalla se decida el año próximo en las urnas, cuando los electores definan si él se queda en la Casa Blanca y si ella merece conservar su mayoría.

"Hoy le pido a nuestro presidente [de la Comisión de Justicia] que proceda con la imputación para la destitución", dijo Pelosi en un discurso breve afuera de sus oficinas, en el mismo lugar en donde anunció que los demócratas iniciarían las investigaciones del proceso de destitución hace dos meses. "El presidente [Trump] no nos deja más opción que actuar porque está tratando de corromper, una vez más, las elecciones para su propio beneficio".

Será todo un espectáculo: la mujer más poderosa de la historia del gobierno estadounidense dirigiendo el proceso de destitución incierto de Trump, un hombre que abrió brecha política con ataques sexistas y denunciando furiosamente toda

. Pelosi se presentará en CNN con Jake Tapper en una asamblea comunitaria, hoy a las 8 p. m., hora de la Ciudad de México.

Esta semana, Pelosi se ha afanado por enfatizarles a sus colegas la seriedad de la investigación y reforzar que la imputación formal es un paso que está renuente a dar. Ha hablado poco de sus planes e incluso dijo a CNN que no había tomado la decisión de si la cámara lo imputaría. Sin embargo, sus subalternos, entre ellos Jerry Nadler, presidente de la Comisión de Justicia de la cámara, dejaron pocas dudas sobre el rumbo que ha tomado la mayoría demócrata.

"Nunca antes, en la historia de la república, nos habíamos visto forzados a considerar la conducta de un presidente que al parecer solicitó favores políticos personales a un gobierno extranjero", dijo Nadler en la audiencia del miércoles, 4 de diciembre.

"Nunca antes un presidente había adoptado una conducta que incluyera todos los actos que más inquietaban a los constituyentes… el presidente Trump no solo buscó beneficiarse de la interferencia extranjera en nuestras elecciones, sino que invitó directa y explícitamente la interferencia extranjera en nuestras elecciones. Si no actuamos y lo mantenemos a raya, ahora, lo más seguro es que el presidente Trump vuelva a solicitar la interferencia en las elecciones para su beneficio personal, político".

Sin embargo, las legiones de mujeres que aborrecen a Trump la recibirán como heroína mientras vela por el avance del proceso de destitución en la Cámara de Representantes, cosa que representará un golpe histórico a la presidencia de Trump antes de que el caso se juzgue en el Senado.

Pelosi ha sido punta de lanza en la campaña para hacer que Trump rinda cuentas,

hasta este momento en el que un asombroso 61% de las mujeres estadounidenses está a favor de que destituyan a Trump (a diferencia del 40% de los hombres).

Con Trump de enemigo, la presidente de la Cámara de Representantes ha inspirado incontables memes como la encarnación del empoderamiento femenino, desde la imagen icónica en la que se está poniendo los lentes de sol al salir de una discusión en la Casa Blanca hasta la fotografía memorable en la que se la ve de pie frente a una mesa llena de hombres sentados, vestida con un saco azul encendido, señalando con el dedo a Trump. Trump tuiteó la foto con la frase: "El colapso desquiciado de Nancy 'la nerviosa'".

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"Si creen que una mujer no puede derrotar a Donald Trump, Nancy Pelosi lo hace todos los días", dijo Amy Klobuchar, senadora por Minnesota y precandidata demócrata a la presidencia en el debate más reciente, con lo que entró en detalles sobre la función de Pelosi como antagonista de Trump.

La presidente de la Cámara de Representantes se está preparando ahora para liderar en lo que para muchos será un desafío imposible: ejecutar la probable destitución de un presidente al tiempo que trata de no desgarrar a un país de por sí polarizado. Mientras consigue los votos a favor de la destitución, también debe presentarle el proceso al país de forma tal que proteja a los 31 diputados demócratas de los distritos en los que Trump ganó.

Como conoce los riesgos, Pelosi se resistió a los llamados de sus colegas a destituir a Trump durante varios meses y manifestó que sería demasiado divisivo y que "no valdría la pena". "Cruzó el Rubicón", como dijo ella misma, luego de concluir que Trump traicionó a su investidura al pedirle al presidente de Ucrania que le ayudara a investigar a Joe Biden, su rival político, y a su hijo, Hunter. No hay pruebas de que alguno de los Biden haya obrado mal.

Sin embargo, Pelosi ahora enfrenta las dudas del electorado estadounidense, cosa que la llevó a tratar de consolidar sus argumentos contra el presidente luego de las primeras audiencias del proceso de destitución en noviembre: acusó al comandante supremo de intento de cohecho, acusación grave que la Constitución contempla explícitamente.

En una de sus conferencias de prensa a mediados de noviembre, en el Capitolio, Pelosi dijo que el testimonio devastador "corroboró las pruebas de cohecho que se encontraron en la investigación", lo que demuestra "que el presidente abusó de su poder y violó su juramento al amenazar con retener ayuda militar y condicionar una reunión en la Casa Blanca a que se investigara a su rival político". Concluyó que fue "un intento claro del presidente de darse la ventaja en las elecciones de 2020".

Ahora, Pelosi tiene una tarea titánica en la cámara baja luego de que las dos semanas de testimonios taquilleros apenas modificaran la opinión pública. Al ser una mujer cuyo estilo de liderazgo se basa en escuchar y en crear consensos, tiene ante sí a un electorado que sigue aferrado a sus esquinas partidistas de siempre.

Los índices de aprobación de Trump son constantes y solo el 50% de los estadounidenses dice que habría que seguirle juicio y destituir a Trump, cifra que no ha cambiado respecto a las encuestas que CNN y SSRS llevaron a cabo en octubre.

Pelosi trató de marcar un tono lúgubre esta semana mientras Adam Schiff, presidente de la Comisión de Inteligencia de la cámara baja, presentaba su informe a la dirigencia demócrata el martes, 3 de diciembre, y la Comisión de Justicia empezaba a trazar el marco de la imputación formal.

Pelosi les dijo a sus colegas que era un momento grave y de reflexión y destacó que cada miembro debería contar con la libertad para sacar sus propias conclusiones sobre la destitución.

En 2018, mucho antes de que Pelosi pudiera imaginarse este escenario, le dijo a Dana Bash, de CNN, mientras peleaba por la presidencia de la cámara, que se apoya en la noción de que las mujeres "saben cómo hacer las cosas" y que es importante "conocer tu poder".

Para muchas electoras en Estados Unidos, el espectáculo que está por desarrollarse tratará sobre mucho más que las maniobras de Trump con el presidente de Ucrania, sobre la forma en la que ha desobedecido abiertamente la separación de poderes establecida en la Constitución o su negativa a dejar que sus colaboradores cooperen con las órdenes de presentación del Congreso. Para ellas, será una condena a la conducta general de un presidente que con frecuencia parece que hace retroceder el tiempo en los logros feministas, desde su defensa incorregible de su proceder chauvinista en la campaña en 2016 hasta sus peroratas contra mujeres poderosas como Hillary Clinton (

) y la ex embajadora de Estados Unidos en Ucrania, Marie Yovanovitch ( ).

Pelosi ha estado consciente de la imagen que proyecta como presidente de la Cámara de Representantes en la era de Trump. "Quiero que las mujeres vean que no hay que dejarse. Que no se huye de las peleas", le dijo a Bash.

Si logra cerrar el telón sobre el proceso de destitución de Trump, será la mayor pelea de su carrera… y muchas mujeres estarán atentas desde los flancos.