Sin embargo, la tarde del lunes, 9 de diciembre, ocurrió la desgracia. El volcán hizo erupción, mató a al menos seis personas y dejó a más de 20 peleando por su vida.
Los científicos han dicho que no había indicios de que el volcán estuviera a punto de hacer erupción aunque en semanas recientes se detectó actividad volcánica. Sobre el suceso, la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, dijo que "hay que hacer preguntas y hay que encontrarles respuesta".
Sin embargo, ya hay quienes están preguntándose qué otras medidas pudieron haberse tomado para mantener a salvo a los turistas e incluso si debió haber habido turistas en la isla.
"White Island ha sido un desastre a punto de ocurrir desde hace muchos años", dijo Raymond Cas, vulcanólogo de la Universidad de Monash quien ha estado en el volcán. "Siempre me ha parecido demasiado peligroso como para dejar que los grupos de excursionistas visiten a diario la isla volcánica inhabitada en lancha o helicóptero".
Así funciona el sistema neozelandés de alertas
En las semanas previas a la erupción, GeoNet, el servicio de monitorización geológica de Nueva Zelanda, subió el nivel de alerta de White Island a Nivel 2.