En este contexto, medio millar de personas se manifestaron esta mañana a las puertas del Parlamento en Lisboa para exigir un referendo sobre la "muerte asistida", argumento usado por los opositores a la medida tras constatar que había en el hemiciclo una mayoría favorable al cambio.
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Entre pancartas con frases como "Con la eutanasia no es una persona quien muere, sino toda la sociedad", y cánticos de "Toda vida tiene dignidad", los asistentes, en su mayoría jóvenes, mostraron su desacuerdo y sacaron tarjetas rojas ante el edificio.
"Venimos a mostrar una tarjeta roja a este Parlamento que está votando una ley, proyectos de eutanasia, después de que en las elecciones de octubre no fue un tema, no se habló de eutanasia, no estaba en los programas electorales", dijo a Efe António Saldanha, de 19 años, que considera la votación ilegítima.
Una opinión compartida por Fátima Vilaça, de 55 años, que cuestiona la finalidad de la despenalización.
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"A los portugueses nos gusta la familia, nos importan los nuestros, los vecinos, los amigos, y estamos queriendo vender una ley de la eutanasia con una capa de compasión, pero la eutanasia no tiene nada de compasión porque el día en que matemos por compasión, estamos matando la compasión", aseguró.