Quienes quieren convertirse en el rival de Trump prometen revertir las políticas antiinmigración que el mandatario republicano inició en 2017, en momentos en que un número récord de inmigrantes naturalizados estadounidenses podrán votar en estas elecciones.
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Cerca del 10% de todos los habilitados a ir a las urnas el 3 de noviembre es gente nacida en el extranjero que obtuvo la ciudadanía, según el centro Pew.
Esto supone más de 23 millones de personas, la mayoría de origen latinoamericano. Unos 3.5 millones son de México, que lidera por lejos, pero también de Cuba (0.8 millones), República Dominicana (0.6 millones) y El Salvador (0.5 millones).
En un país de inmigrantes en el que 10.5 millones de personas viven indocumentadas, la contienda demócrata se dirime entre los senadores progresistas Bernie Sanders, líder en la intención de voto a nivel nacional, y Elizabeth Warren, cuarta; y el ala moderada encabezada por el exvicepresidente Joe Biden, segundo en los sondeos, y el multimillonario exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg, tercero.
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El único precandidato de ascendencia hispana, Julian Castro, retiró su candidatura en enero y endosó la de Warren. El campo demócrata, en un principio étnica y socialmente diverso, está dominado ahora por septuagenarios blancos.