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¿Cómo viven la cuarentena en Europa? 4 historias desde España, Italia y Francia

Un estudiante en Milán, una mexicana que busca volver desde Montpellier, un autónomo que se ha quedado en paro en Valladolid y un empleado haciendo home office en Madrid comparten su testimonio.
vie 20 marzo 2020 05:06 AM
Medidas estrictas
El gobierno de Francia estableció medidas estrictas de confinamiento desde el martes.

Tras las noticias positivas que llegan desde China, donde el número de casos locales por fin es cero en Wuhan, el nuevo epicentro de la pandemia de coronavirus está en Europa.

Italia lidera la lista de los países más afectados en el continente, con 3,405 muertos y 41,035 casos detectados. Le siguen España, con 17,395 casos y 803 muertos; y Francia, con 9,058 casos y 243 muertos.

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Estos países, igual que gran parte de la Unión Europea, han establecido medidas extremas para prevenir la propagación del Covid-19, como el cierre de sus fronteras y el confinamiento de su población.

¿Cómo se sobrevive a la cuarentena? Estos son los testimonios de cuatro personas desde las naciones más afectadas por la pandemia.

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Milán, Italia. "No supimos cómo enfrentar la situación"

En Milán, la ciudad italiana que es capital de la región más afectada por el coronavirus, Lombardía, la gente y las autoridades no tuvieron las herramientas necesarias para enfrentar la epidemia, afirma Miguel Ramírez, un estudiante de doctorado que vive desde hace seis meses en la ciudad. "Ya sabíamos que había un virus circulando, pero al principio no supimos enfrentar la situación".

De acuerdo con el joven mexicano, durante las últimas semanas de febrero, cuando se reportó la primera muerte por Covid-19, la mayoría de las personas siguieron su rutina normal, pues lo veían como algo muy lejano. "Uno no piensa que algo tan grande puede estar pasando. Ves las noticias y piensas que es algo que está lejos, que no va a llegar aquí, y creo que esa fue la actitud de todos. No sabíamos lo que estaba pasando".

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Esa tranquilidad no duró muchos días. El estudiante recuerda que un domingo a principios de marzo fue al supermercado tras salir del instituto donde trabaja. Entonces vio que los anaqueles de productos básicos para los italianos, como pasta y salsa de tomate, estaban vacíos.

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"Ahí me dí cuenta de que algo raro estaba pasando. Ese día, los casos positivos se duplicaron y la gente salió corriendo a vaciar los supermercados". En los días siguientes, las tiendas volvieron a estar llenas, pero la sensación de miedo había llegado para quedarse. Aunque Ramírez vivió la pandemia de influenza AH1N1 en México en 2009, admite que no sabía cómo reaccionar a esta nueva enfermedad. "La psicosis empezaba a invadir el pánico de las personas".

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Miguel explica que el temor creció por la gran cantidad de gente que vive en ciudades pequeñas, como Bérgamo, pero trabajan en Milán, debido a los altos costos de la vida en esta capital. Muchas de estas ciudades de mediano tamaño son ahora las más afectadas y donde ha habido más muertos. Rodríguez añade que la gente comenzó a sentir cada vez más miedo, hasta que el gobierno tomó medidas más estrictas. El 8 de marzo, el gobierno decidió poner en cuarentena Lombardía, una medida que se extendió a toda Italia tres días después.

"Tarde entendí lo importante que es tomar las medidas. Leí sobre estos términos: aplanar la curva, porque es importante el distanciamiento social. He leído muchas cosas sobre si esto es exagerado, pero una vez que entiendes algo de virus y de epidemia, entiendes que quedarte en casa es lo mínimo que puedes hacer, lo mínimo de lo mínimo".

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Valladolid, España. "Pasé de tener unos ingresos al mes, a tener cero"

Para David Ayuela, un entrenador personal en Valladolid, España, un día normal iniciaba muy pronto, con entrenamientos personales desde las 8 de la mañana y hasta mediodía, y clases de tenis en su escuela de 4 de la tarde a 9 de la noche.

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"Al final, yo estaba en mi casa unas 10 horas al día, y de repente, en 24 horas, pasas de estar 12 o 14 horas al día fuera a cero, y el cambio es muy brusco", cuenta.

España estaba el martes en su tercer día de confinamiento obligatorio. Algunas autoridades calculan que esto podría durar hasta 25 días, por lo que Ayuela busca mantenerse ocupado y en movimiento. Por ejemplo, ofrece entrenamientos vía streaming.

Pero el encierro no es su principal problema, pues como empleado autónomo y con un trabajo en el que debe estar en contacto con la gente, se ha quedado sin ingresos. "Pasé de tener unos ingresos al mes a tener cero. Bueno, no exactamente cero. Tengo un saldo negativo porque yo sigo pagando mi cuota de autónomo, que son 300 euros al mes, y pagando mi gestoría, y con un ingreso cero, porque si yo no imparto mis clases, ni de tenis, ni de entrenamiento, obviamente no las cobro".

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Además, su pareja, con quien vive, es farmacéutica. Este es uno de los empleos de primera necesidad que deben seguir realizándose para frenar el contagio del coronavirus. "Atiende a muchísimas personas que van todos los días a pedir paracetamol, mascarillas, y está muy expuesta. Pero ella sigue haciendo su vida normal".

París, Francia. "Yo ya me iba a ir de Francia"

Sofía Sánchez, una periodista mexicana, estaba lista para volver a México después de pasar un año en Francia con una visa de vacaciones y trabajo. Pero la pandemia y las medidas restrictivas del gobierno francés complicaron su situación.

"Yo ya me iba a ir de Francia, porque iba a aprovechar para viajar un ratito por España y Portugal en el momento en que se terminaba la visa con la que estaba aquí. Entonces me fui a Londres. (...) Estaba ahí en medio de todo, cuando Estados Unidos cerró su espacio aéreo, y después España cerró las fronteras".

Sofía regresó a Francia, pues la mayoría de sus cosas estaban aún en ese país, para poder planear su regreso a México. Un amigo español le aconsejó no tomar un vuelo desde Barcelona, como pensaba hacer, sino desde París, pues el gobierno español había decidido cerrar sus fronteras el fin de semana. "Pude tener acceso a cambiar mi vuelo. Sé que hay gente que ha buscado a Aeroaméxico sin respuesta, o a AirFrance. Todas las aerolíneas están bastante ocupadas".

Y el martes, cuando faltaban pocas horas para el vuelo que la llevaría de París a la Ciudad de México, Francia ordenó un confinamiento más estricto.

El gobierno francés prohibió la salida de personas a las calles, a menos que tuvieran un justificante que explicara la razón por la que están fuera. Los motivos permitidos son ir al lugar de trabajo, si este no puede realizarse a distancia, temas de salud, cuidar a un familiar, realizar compras de primera necesidad o hacer alguna actividad física individual.

Sofía debía viajar desde Montpellier, una ciudad al sur de Francia, a París, al norte del país. Su boleto de avión era el justificante. "Llamé al consulado mexicano (...), y me dijeron que mi justificante para estar afuera era mi boleto de avión y mi pasaporte, porque yo no soy nacional francesa y no hay problema con que yo me mueva", explica.

La joven tuvo suerte, pues explica que varios mexicanos se comunicaron al Consulado en Francia sin recibir una respuesta. En el tren desde Montpellier hasta el aeropuerto en París no sufrió ninguna complicación, a pesar de las restricciones a la movilidad. "Se han cancelado muchos servicios de transporte, pero no todos. Lo que dicen es que en unos días se puede poner más dura la situación, pero ahora están dejando la puerta abierta para ciertos casos, como los extranjeros que queremos salir de Francia".

A pesar de las medidas extremas impuestas por el gobierno de Emmanuel Macron, los franceses se toman con calma la situación, aunque es el quinto país más afectado por la pandemia.

"La idea de que había algunos casos no llevó a ninguna situación ni paranoia. Al contrario, había un ambiente de mucha libertad, la gente seguía como si nada, se sentía cómoda. 'Está en Italia', se decía. El miércoles pasado, el 11 de marzo, se anunció que (Emmanuel) Macron iba a dar un mensaje. Entonces, empezaron a sospechar que iba a pasar algo".

Después de llegar a París, Sofia tomó el vuelo de Aeroméxico con destino a Ciudad de México el miércoles por la noche. Este jueves está en Ciudad de México, donde permanecerá en una cuarentena voluntaria, a pesar de que las autoridades mexicanas no contemplan esta medida para los llegados de países en riesgo.

Madrid, España. "Recuerdo estar bromeando sobre el asunto"

Víctor Martín pasó en una semana de bromear con sus compañeros de trabajo en Madrid a hacer home office junto con su esposa y buscar entretenimiento para las horas restantes del día. "Ha sido todo muy precipitado y ha ido todo muy rápido. A principios de la semana pasada, yo recuerdo estar en la oficina haciendo bromas sobre el asunto porque había muy pocos casos y no creíamos que esto fuera a llegar a tanto", dice.

En unos días, la mayoría de los españoles vivió el mismo proceso: de pensar que no había una emergencia por el coronavirus a estar bastante preocupados por la enfermedad y sus consecuencias, tanto las de salud como las económicas.

Cuando se tomaron la primeras medidas, muchas personas hicieron compras de pánico en los supermercados, pero no ha habido desabasto, cuenta. Eso sí, las autoridades han ordenado que solo una persona asista a hacer las compras.

Martín trabaja para una empresa que pone en operación estaciones de metro y tren en América Latina, por lo que mucho de su trabajo es remoto. Esto le facilitó poder trabajar desde casa, aunque tiene algunas dificultades en comparación con estar en su oficina. "En cada proyecto trabajamos varias personas simultáneamente, compartimos algunos entornos de prueba. En la oficina, físicamente, siempre es más fácil el hecho de colaborar, de coordinarnos, de hacer pruebas entre el grupo que trabajamos el proyecto. Ahora, como todo tiene que ser por Skype o llamadas telefónicas, perdemos más tiempo en coordinarnos", comenta.

También su rutina ha cambiado, pues antes al salir del trabajo atendía algún pendiente o cita "siempre fuera de casa". Ahora, a partir de las 4 de la tarde, cuando terminan su jornada laboral, Víctor y su esposa buscan algo qué hacer para llenar el tiempo dentro del casa, como ver series en Netflix o llamar por teléfono a sus amigos. "Sobre todo el fin de semana que pasamos de ir algún lugar, ir a cenar, visitar a la familia y ahora te tienes que quedar en casa, claro".

Skype y Whatsapp le ha permitido mantener el contacto, vía videollamadas con sus familiares más cercanos. También mantiene comunicación con sus amigos en grupos de chat, donde sigue compartiendo chistes. "Aquí en España han cundido mucho las bromas, los memes, los videos graciosos de lo que hace cada uno en sus casas. Y así hemos pasado el tiempo".

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