"La idea de que había algunos casos no llevó a ninguna situación ni paranoia. Al contrario, había un ambiente de mucha libertad, la gente seguía como si nada, se sentía cómoda. 'Está en Italia', se decía. El miércoles pasado, el 11 de marzo, se anunció que (Emmanuel) Macron iba a dar un mensaje. Entonces, empezaron a sospechar que iba a pasar algo".
Después de llegar a París, Sofia tomó el vuelo de Aeroméxico con destino a Ciudad de México el miércoles por la noche. Este jueves está en Ciudad de México, donde permanecerá en una cuarentena voluntaria, a pesar de que las autoridades mexicanas no contemplan esta medida para los llegados de países en riesgo.
Madrid, España. "Recuerdo estar bromeando sobre el asunto"
Víctor Martín pasó en una semana de bromear con sus compañeros de trabajo en Madrid a hacer home office junto con su esposa y buscar entretenimiento para las horas restantes del día. "Ha sido todo muy precipitado y ha ido todo muy rápido. A principios de la semana pasada, yo recuerdo estar en la oficina haciendo bromas sobre el asunto porque había muy pocos casos y no creíamos que esto fuera a llegar a tanto", dice.
En unos días, la mayoría de los españoles vivió el mismo proceso: de pensar que no había una emergencia por el coronavirus a estar bastante preocupados por la enfermedad y sus consecuencias, tanto las de salud como las económicas.
Cuando se tomaron la primeras medidas, muchas personas hicieron compras de pánico en los supermercados, pero no ha habido desabasto, cuenta. Eso sí, las autoridades han ordenado que solo una persona asista a hacer las compras.
Martín trabaja para una empresa que pone en operación estaciones de metro y tren en América Latina, por lo que mucho de su trabajo es remoto. Esto le facilitó poder trabajar desde casa, aunque tiene algunas dificultades en comparación con estar en su oficina. "En cada proyecto trabajamos varias personas simultáneamente, compartimos algunos entornos de prueba. En la oficina, físicamente, siempre es más fácil el hecho de colaborar, de coordinarnos, de hacer pruebas entre el grupo que trabajamos el proyecto. Ahora, como todo tiene que ser por Skype o llamadas telefónicas, perdemos más tiempo en coordinarnos", comenta.
También su rutina ha cambiado, pues antes al salir del trabajo atendía algún pendiente o cita "siempre fuera de casa". Ahora, a partir de las 4 de la tarde, cuando terminan su jornada laboral, Víctor y su esposa buscan algo qué hacer para llenar el tiempo dentro del casa, como ver series en Netflix o llamar por teléfono a sus amigos. "Sobre todo el fin de semana que pasamos de ir algún lugar, ir a cenar, visitar a la familia y ahora te tienes que quedar en casa, claro".
Skype y Whatsapp le ha permitido mantener el contacto, vía videollamadas con sus familiares más cercanos. También mantiene comunicación con sus amigos en grupos de chat, donde sigue compartiendo chistes. "Aquí en España han cundido mucho las bromas, los memes, los videos graciosos de lo que hace cada uno en sus casas. Y así hemos pasado el tiempo".