Las personas que dieron positivo fueron puestas inmediatamente en cuarentena. Ese método se aplicó a toda la región, cuyas autoridades realizaron pruebas no solo a pacientes con síntomas, sino también a aquellos con pocos o ningún síntoma, capaces de transmitir el virus sin saberlo.
"Una cosa que no sabíamos al comienzo de la pandemia, y que apareció luego de manera clara, es que gran parte de los contagiados son asintomáticos", explicó a la AFP Roberto Burioni, profesor en microbiología de la Universidad Vita-Salute San Raffaele de Milán.
En Véneto, cuando una persona resulta positiva, todos los miembros del hogar y los vecinos son evaluados. Según las cifras oficiales, en esa región se realizaron el martes 208,879 pruebas, es decir el 20% de las pruebas realizadas en todo el país.
Tantas como en Lombardía (214,870), cuya población duplica ampliamente la de su región vecina.
"Véneto decidió hacer muchas pruebas y confinó al inicio a varias ciudades pequeñas para poder monitorear la evolución de los casos y apagar así el incendio", contó a la AFP Davide Manca, del Instituto Politécnico de Milán.
Otra diferencia del método optado entre las dos regiones fue el del tratamiento de los contagiados. En Véneto se favoreció que se quedaran en sus casas, mientras que en Lombardía los internaban en los mismos hospitales en que había otro tipo de enfermos.
"Incluso si estaban en pabellones separados, fue probablemente un gran error", asegura Manca.
El decano de la Universidad de Padua, el microbiólogo Giorgio Palù, explicó que el COVID-19 se expande con mucha facilidad en los hospitales.
Según Palú, el 60% de los casos positivos en Lombardía se encuentran en los hospitales, contra el 20% en Véneto.