Un día con médicos
Hay un aspecto en el que nadie duda de la capacidad de Trump: su éxito a la hora de conseguir los informes que necesita tras someterse a exámenes médicos.
Esa facultad se remonta a 1968. A Trump, entonces un joven con aspecto atlético, le diagnosticaron espolones óseos en sus talones, lo cual le libró de ser reclutado para la guerra de Vietnam.
El presidente aseguró que no recordaba qué médico lo había examinado en aquel momento. En un artículo publicado en 2018 por el New York Times, la familia de un podólogo que alquilaba una propiedad al padre del futuro presidente afirmó que el diagnóstico se hizo como "un favor".
Dejando a un lado el golf, Trump, de 73 años, no hace deporte y es un amante de la comida rápida. Tiene problemas cardíacos y, según los criterios de los CDC, es obeso.
Pero los informes oficiales sobre su estado de salud desde la campaña presidencial de 2016 son muy positivos.
"Si es elegido, el señor Trump, puedo afirmarlo sin duda, será la persona más sana jamás elegida como presidente", escribió en 2015 su entonces médico personal, Harold Bornstein.
El médico se retractó posteriormente, y en 2018 dijo que el mandatario había "dictado toda esa carta".
En aquel momento, Trump ya estaba en la Casa Blanca y los excelentes informes médicos siguieron llegando.
"Eso se llama genética. No sé. Algunas personas tienen excelentes genes", declaró en 2018 Ronny Jackson, que era su médico en la Casa Blanca en esa época. "Le he dicho al presidente que si hubiera tenido una dieta más sana en los últimos 20 años, podría vivir 200 años", añadió.