"No tienen vergüenza, en la Casa Blanca hay un racista", coreaban hoy los manifestantes junto a ese lugar, frente a una cerca de dos metros y medio instalada ahora para impedir el paso al parque situado frente a la residencia presidencial.
La acción de Trump de salir de la Casa Blanca, recorrer el parque que los últimos días ocupaban los manifestantes y posar ante los fotógrafos con la iglesia detrás ha sido vista como una demostración de que controla la situación y un guiño a sus votantes.
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Sobre todo después de que un día antes surgiesen informaciones no confirmadas de que el viernes, cuando las protestas se endurecieron en la capital, se había refugiado en el búnker de la Casa Blanca.
Pero la crítica general a Trump es que parece que el horizonte de las elecciones guía todos sus actos sin prestar atención al problema de fondo, que es la impunidad y la cultura policial de violencia y falta de respeto por la vida, que es lo que moviliza las protestas.
"Es hora de restañar las heridas y la unidad, y el mejor modo de proteger los derechos civiles es evitar la escalada de la violencia", aseguraron en una declaración el gobernador de Colorado, Jarred Polis, y el alcalde de Denver, Michael Hanckok, ambos demócratas, sobre la amenaza de Trump de movilizar al Ejército.
También el jefe de policía de Houston, Art Acevedo, que el lunes marchó con los manifestantes en su ciudad, le respondió el martes a Trump que "si no va ser constructivo, por favor, cierre la boca".
Con información de Reuters, AFP y EFE