"Es una inversión que vale la pena. Si no nos movilizamos ahora, los costes humanos y las repercusiones económicas se agravarán", declaró Ngozi Okonjo-Iweala, responsable del proyecto ACT, en rueda de prensa.
"Esas cifras pueden parecer importantes, pero no lo son cuando se piensa en la alternativa. Si nos gastamos miles de millones ahora, podremos evitar gastarnos billones más adelante. Hay que actuar ahora, juntos", añadió.
La iniciativa se ha fijado entre sus objetivos principales el envío hasta mediados de 2021 de 500 millones de tests y 245 millones de tratamientos a países en desarrollo.
También proyecta la producción de 2,000 millones de dosis de inmunización contra la COVID-19, la mitad de ellas destinadas a países de ingresos medios y bajos, antes de final del próximo año, aunque este objetivo depende de que tenga éxito alguno de los más de 200 laboratorios que buscan una vacuna.
La división de vacunas requiere una inversión de 18,100 millones de dólares, más de la mitad del total, según indicó la jefa de investigación científica de la OMS, Soumya Swaminathan, quien recordó que 15 de las vacunas candidatas están ya en fase clínica, es decir, que están siendo probadas en humanos.
La vacuna en la que está trabajando Astrazeneca contra el COVID-19 es probablemente la candidata más adelantada a nivel mundial y la más avanzada en términos de desarrollo, dijo Swaminathan.